Bosonit ultima un acuerdo con el Ayuntamiento para desbloquear su sede rebajando las alturas

Consistorio capitalino y empresa ultiman a día de hoy un acuerdo para desbloquear la situación que se prolonga desde hace más de un año y que pasaría por rebajar las alturas, principal motivo de controversia. Una reducción de plantas que supondría disminuir la volumetría de la futura construcción, trasladando la edificabilidad perdida a un segundo solar del mismo entorno, y permitiendo el desarrollo urbanístico del actual.

La vía de solución encontrada tras meses de encuentros entre ambas partes, según han confirmado a Diario LA RIOJA fuentes oficiales de la propia Bosonit, podría concretarse en un convenio de próxima firma para implantar el proyecto en la parcela de la confluencia entre las calles Mayor y Puente con el que la Administración pública, tras el cambio en la Alcaldía del pasado junio (con el PP al frente), estuviese conforme posibilitando así a la sociedad privada continuar con sus planes de expansión.

La fórmula acordada consistiría en prescindir hasta de dos alturas –dos plantas, concretamente–, conservando la esencia del diseño conocido por todos, que tendría que ser readaptado a las nuevas condiciones, reduciendo el tan temido impacto en el entorno histórico-artístico donde se ubica –y que llevó hasta a intervenir a Icomos, amén de a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y, de entrada, al COAR–. Y todo ello con un traslado de edificabilidad a otro solar del entorno, a fin de hacerlo factible, que bien podría ser la prevista con carácter residencial quedando la sede únicamente concebida como centro de trabajo (oficinas en el citado emplazamiento, residencia en uno nuevo y cercano).

Mucho se ha venido hablando desde marzo de 2023, cuando el proyecto básico del controvertido edificio salió a exposición pública tras la solicitud la licencia conjunta de obras y ambiental, pero la única certeza era que Bosonit ya había invertido más de dos millones de euros en un centro bautizado como «de alto rendimientos en tecnologías avanzadas». Y ello al mismo tiempo que Ayuntamiento de Logroño y Gobierno de La Rioja lo habían facilitado durante el pasado mandato.

Así que si tras las dudas de los nuevos ejecutivos local y regional dado el devenir de los acontecimientos –incluso con tribunales de por medio– el caso llevaba inevitablemente a una encrucijada, nadie podía permitirse que se tornase directamente en un callejón sin salida (la posibilidad de buscar parcela alternativa estaba sobre la mesa, pero solo como posibilidad... quizás la más remota).

Si recientemente el alcalde, Conrado Escobar, ponía de manifiesto la determinación por ambas partes de llegar a un punto de encuentro, a finales del año pasado decía aquello de que «sabiendo que Bosonit es una gran empresa, un gran proyecto empresarial sin lugar a dudas, haré todo lo que esté en mi mano para que desarrolle su proyecto en Logroño, ahí o donde corresponda, pero en Logroño».