La vida sobre ruedas del feriante

Bajo un sol de justicia, Alfonso se afana por tener lista la atracción para las Fiestas de San Bernabé de Logroño. No es el único. Por la explanada de Las Norias se escucha el martilleo de un joven con gorra que resopla por el calor. Más adelante, otros dos hombres limpian a manguerazos la figura central de una atracción que imita un rodeo americano. Y en la zona de las caravanas, una mujer recoge la ropa tendida sobre las escaleras portátiles de la vivienda donde residirá durante esta semana.

Es la vida del feriante. Una vida errante que, tras dos largos años de pandemia, vuelve a rodar. Los feriantes vienen de diversos lugares de España y también de países como de Italia. Sus camiones y caravanas convierten la zona de Las Norias en un nuevo barrio de Logroño. Comparten espacio de descanso con la noria gigante, las tómbolas y los puestos de comida. Están contentos de volver, han sido dos años muy duros. «Muchos compañeros no han sobrevivido a las restricciones», comenta Alfonso Álvarez, «ha sido raro aguantar sin trabajar. Al final, muchos han optado por dedicarse al transporte».

Sin embargo, este feriante de Calahorra que cuenta con tres atracciones está animado, comenta que «hemos vuelto con muchas ganas, con mucho ánimo». Llegan de la feria de Beasain y la cosa ha ido bien. Alfonso y su hermano convivirán durante esta semana en su caravana. «Nuestro día a día es siempre igual: nos levantamos y revisamos las atracciones. Siempre hay algo que arreglar. Luego comemos y esperamos a las cinco para abrir y estamos aquí hasta el cierre», relata. De Beasain también viene Juanjo Ruiz, de Atracciones Hermanos Ruiz. Es un negocio en el que trabajan cuatro miembros de la familia. Provienen de Miranda de Ebro y recorren la geografía española de feria en feria. «Estos dos años hemos vivido como hemos podido. Con la prestación por cese de actividad, que cada mes era menor», recuerda, «nosotros no teníamos ningún pago y hemos podido tirar. Pero hay otros que se han quedado en el camino». Ruiz advierte de que, pese a las buenas perspectivas para la feria en un año sin restricciones, la subida de la electricidad y el combustible está complicando la recaudación final. «Ayer eché 80 litros de gasoil a la furgoneta y me he dejado 200 euros», afirma. «Si todo sube, también tendrán que subir los precios de las atracciones». Y en eso están los feriantes. Tienen previsto reunirse para tomar una decisión, aunque en las ferias a las que han asistido se han mantenido los precios. Cada 'viaje' ronda los 3 o 3,5 euros.

A la entrada del recinto, cerca de la gasolinera, llama la atención la caravana de Juan Manuel Ortega. Es toda una celebridad en la feria y fuera de ella. Su vídeo de la tómbola 'Antojitos' se ha vuelto viral con millones de reproducciones en las redes sociales. Su caravana –roja, imponente– tiene 70 metros cuadrados, tres habitaciones, un baño, cocina y comedor. En ella residen Juanjo con seis miembros más de su familia. «Paso tanto tiempo en la caravana que cuando voy a mi casa de Albelda no me acuerdo de donde están las cosas», asevera. Es una vivienda en toda regla que, además, cuenta con un pequeño apartamento en el que vive uno de sus empleados. «Este año está funcionando bien, estamos viendo que la gente acude. La feria es la feria, da alegría al pueblo. Sin nosotros no hay fiestas», asegura, mientras vuelve al trabajo. Quedan pocas horas para que se abra el ferial y todo debe estar listo.

• Temas
• Fiestas de San Bernabé