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Lo de los bares de concesión municipal, tanto en Logroño como en todas las ciudades donde se mantiene el modelo, no deja de ser noticia ... cada cierto tiempo. Así, los establecimientos hosteleros de titularidad pública con los que se pretende dar servicio a plazas y parques más allá de la iniciativa privada, llevan años marcados por los altibajos, si bien, como casi en todo, el negocio –o el no negocio, pues los hay que llevan años clausurados– va por barrios.
La capital de La Rioja contabiliza un total de siete cafeterías de tales características, tres de las cuales están cerradas a la espera de posibles aperturas –la de La Grajera, la del Ebro y la de La Ribera–. Hace no mucho eran ocho, aunque precisamente algunas llevaban tanto tiempo con la persiana bajada que hubo planes para su reconversión. Tal fue el caso del quiosco de La Rosaleda, en pleno Espolón, reabierto como 'punto de lectura' el pasado 2021 –y antes desaparecieron otros como en San Adrián o La Cometa–.
Lejos queda cuando en 2016 el Ayuntamiento aceptaba la renuncia de la concesión administrativa para la explotación del quiosco-bar de La Rosaleda; o cuando en 2017 acordaba resolver el contrato de prestación de servicios de cafetería y aseos públicos en los ubicados en los parques del Ebro y de La Ribera –ambos formaban lote en su día–.
Años de concursos fallidos dejaban el futuro de los mismos en el aire, un futuro que en algunos casos aún no se ha despejado. Así, actualmente, el bar restaurante de la 'Chimenea', recuperado en 2022 tras la cesión del edificio al completo a la Universidad Popular de Logroño (UPL) –y que fue acondicionado por la entidad para incrementar su actual programación formativa y cultural–, volverá a ser licitado.
Ello se ha formalizado con un acuerdo de resolución de la autorización demanial de la planta baja, «teniendo en cuenta que la actividad de bar-cafetería no se incluye como una actividad propia de la UPL», y que la misma puede 'recuperarse' para tal fin «sin que ello suponga una merma puesto que la planta baja y la primera –que seguirá estando cedida– se configuran como dos espacios diferenciados».
La intención es «licitar próximamente» tal concesión, algo que, por ejemplo, no está claro en el caso de la 'caseta' de La Ribera. Ahí, al igual que ya pasó durante el mandato anterior, desde el gobierno local se le ven posibilidades al tratarse de un emplazamiento interesante, pero sin nada concreto, ya sea como uso hostelero, cultural o didáctico –dada su cercanía al río–.
Recientemente, también ha habido novedades en torno a la oficialmente «cafetería y aseos públicos de la playa del Ebro», más conocidos como el 'Rincón de Julio'. Así, este 2024, y tras unas semanas de parón invernal, el mismo ha reabierto con nueva dirección. «Cambio de titular», según confirma la Administración municipal, y ello tras la solicitud de no prorrogar un contrato y su posterior anulación –desistimiento– para continuar con el servicio –que data de 1995–.
Desde el PSOE, principal grupo de la oposición, se ha preguntado en comisión tanto por el caso de la chimenea como por el de la playa, además de por la situación del bar de La Grajera. El cierre del en su día 'La Cabaña del Tío Juarvi' ha supuesto ya dos veranos sin restaurante, y casi con toda seguridad –pues ya no hay tiempo– tampoco reabrirá el próximo. El bar de La Grajera echó la verja en abril de 2022, cuando expiró la última concesión y desde el Ayuntamiento se consideró que hacía falta una reforma integral antes de licitar otra vez. Desde entonces, el vandalismo ha hecho el resto; y el problema, a día de hoy, es mucho peor que ayer.
«Hasta hace nada se barajaba al menos un proyecto menor que permitiese la puesta en marcha del servicio de bar aunque fuese de forma provisional, pero Patrimonio municipal ha entendido que tal y como está no puede salir a concurso, por lo que ya se trabaja en una actuación mayor», explica el concejal delegado de Arquitectura y Patrimonio Histórico, Íñigo López-Araquistáin, quien precisa que los baños sí que se abrieron –y se reformaron–. Así, amén de más dinero –para la reparación y mantenimiento del quiosco de La Ribera y del bar de La Grajera se presupuestaron 225.000 euros el presente ejercicio–, se necesitará más tiempo.
En ese sentido, aún se recuerda lo sucedido con el café-quiosco del parque del Carmen, 'La Fundación'. El mismo abrió a mediados de 2022 después de año y medio cerrado tras dos décadas de actividad ininterrumpida. Salió a concurso, fue adjudicado en marzo de 2021, pero posteriormente tuvieron que tramitarse las correspondientes reparaciones. Con todo, quienes lo regentan han tenido que asumir nuevas inversiones, tanto que ya se plantean seriamente si optar a la renovación o no llegado el caso.
Abiertos, y en funcionamiento desde hace años –con el mismo concesionario, aunque antes también quedaron desiertos–, únicamente quedan el establecimiento del parque Gallarza, el 'Planeta Ñ', y el del embarcadero, el último que se construyó.
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