Cuando bajar el interruptor no es una opción
Escalada de precios ·
La factura eléctrica de los negocios con mayor consumo en Logroño llega a duplicarse en los últimos mesesEscalada de precios ·
La factura eléctrica de los negocios con mayor consumo en Logroño llega a duplicarse en los últimos mesesEl precio de la luz no para de crecer mientras pequeños y medianos comercios que necesitan un consumo intensivo de electricidad luchan por mantenerse en pie.
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En establecimientos como Congelados 7 Mares, las cámaras deben funcionar las 24 horas. Todos los días del año. Y ... es que en el negocio todo es eléctrico: siete cámaras en la tienda, dos más de helados, una mayor en el interior y el aire acondicionado... «El consumo es enorme. A nosotros no nos sirven los tramos horarios, no las podemos apagar ni una hora ni dos...», afirma Idoya González, que dice estar cabreada con todo lo que está pasando. «Estamos acostumbrados a pagar mucho. ¿Más de 600 al mes? Más, más... La factura de octubre va a ser para llorar. Cuento con pagar el doble de lo habitual», asume González antes de añadir el efecto colateral que la subida está teniendo en los clientes: «Se ha dejado de comprar pescado para no encender el horno», explica.
Y, ¿cómo afecta la subida a una heladería? Pues su factura también es de las que más se ha incrementado. Desde que llegó el COVID, todo ha sido más difícil y ahora esto, se queja Yolanda Bez, de la Heladería La Veneciana. «Tenemos muchísima maquinaria, más de diez funcionando en el obrador para hacer helados y luego las vitrinas, los congeladores y frigoríficos de cada tienda». A todo este «gasto inmenso» suma el incremento de precio de la materia prima. «Ha subido la leche, la nata, todo... Y ya nos han avisado de que el azúcar también se va a disparar. Una pasada». Bez tiene previsto aguantar con los mismos precios hasta diciembre, pero seguramente en enero tendrá que subirlos «para poder salir adelante».
María Brau es propietaria del centro de belleza y bienestar que lleva su nombre, otro de los sectores más castigados. «Tengo tres máquinas de solárium, dos de ellas con 60 tubos fluorescentes, o sea, una barbaridad», dice recordando que su actividad necesita de todo tipo de aparatos eléctricos para trabajos de remodelación corporal, presoterapia... «Tengo la suerte de que con la pandemia he trabajado mucho y cada vez vienen más clientes buscando tratamientos que les aporten bienestar, pero por otro lado el consumo eléctrico no para y no cierro al mediodía». En su caso, el incremento le ha afectado menos de lo que cabría esperar: un 8%. «He tenido la suerte de renovar el contrato antes de la subida. Si no, habría sido caótico».
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El peluquero José Luis Abadía, con una trayectoria de más de 30 años en Pino y Amorena, tiene claro que lo de la luz es «algo exagerado, sobre todo cuando tienes empleados a tu cargo y trabajas en un negocio donde todo es eléctrico», desde el aire acondicionado, a los secadores, la iluminación... La del escaparate ya la ha quitado en un intento de ahorrar. «Estoy pagando un 50% más que el año pasado. Es insostenible, pero de momento voy a aguantar sin subir los precios, al menos hasta ver cómo están las cosas a final de año. El Gobierno ha dicho que en noviembre vamos a pagar igual que en el 2018, pero no me lo creo». Este mes vence su contrato se suministro eléctrico y le toca negociar. «A partir de ahora es cuando me van a meter un palo tremendo, porque además comienza la temporada alta de consumo», se teme.
Aunque luce menos, Juan José San Miguel, propietario de Luz Arte, hace días que también apagó las luces del escaparate de Vara de Rey para intentar ahorrar. Pese a lo que cabría esperar en una tienda de iluminación como la suya, la subida no ha sido del todo desproporcionada. «Una media de 5 o 6 euros más al mes. Toda la iluminación que tengo en la tienda es de bajo consumo. Todos hemos pasado de los halógenos a los led».
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Su preocupación, en todo caso, tiene que ver más con los clientes: «Hay quien se lo piensa mucho a la hora de cambiar las bombillas fundidas para no gastar», sostiene. A punto de jubilarse, asegura estar encantado con la fidelidad de los clientes de su barrio, muchos mayores de 70. «No solo es la luz, está subiendo todo. Han subido los aranceles portuarios, el avión... y esto repercute en el precio final de todos los productos de consumo».
Desde el mismo sector, Álvaro Sierra, de Bavaria Iluminación, afirma que les ha subido la factura, pero no más que a otros». «Un 20% más o menos». «¿Apagar las luces de las lámparas de la tienda? No, eso nunca. Sería como cerrar el horno en una panadería. No podemos estar a oscuras», señala explicando que el importe principal de la factura es el gasto fijo y no tanto el consumo. «En nuestro caso, claro, tenemos mucha potencia contratada».
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