Las obras, al menos sobre el papel, seguirán en la Villanueva más allá de lo que den de sí los fondos Edusi (donde si complejo resultó obtener financiación para acometer una intervención tan largamente esperada, no lo fue menos poder empezar a hacer uso del ... dinero). El Ayuntamiento de Logroño, en ese sentido, tramita ya la reforma de los viales colindantes al colegio San Bernabé, cuya rehabilitación estará concluida, en principio, de cara al próximo junio.
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Así, la Administración local ha adjudicado, vía resolución de Alcaldía, la redacción del proyecto de reurbanización para completar los servicios y renovar los viales públicos colindantes al edificio en cuestión, concretamente los tramos correspondientes a las calles Rodríguez Paterna, San Gil y San Roque (justamente donde se emplaza el histórico inmueble).
«Tal necesidad viene derivada por las obras promovidas en el citado edificio para su rehabilitación y uso como vivero de empresas y espacio coworking, que hace necesario dotar al edificio rehabilitado de determinados servicios y accesos adecuados al nuevo uso previsto en los viales próximos», puede leerse en el informe municipal que justifica el contrato.
Un contrato para el que finalmente se ha contado con el 'acuerdo marco' con Faber 1900, del que se sirve el Consistorio capitalino para el servicio de asistencias técnicas y consultorías para la redacción de proyectos de obra y actuaciones en espacios públicos de la ciudad.
Estas obras, complementarias a la reconversión del otrora colegio, no se ejecutarán, eso sí, al amparo de fondos europeos canalizados a través de la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible 'La Villanueva', cuya ejecución fue destinada finalmente a la rehabilitación del San Bernabé y a la reurbanización de cuatro de las siete calles, más dos plazas intermedias (a saber: Yerros, Hospital Viejo, La Brava y Horno).
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Serán fondos propios los que financien las de las calles Baños, San Roque y San Gil (hay presupuesto para al menos una de ellas este año, siguiendo el modelo ya ejecutado), si bien aún está por decidir el orden y el ritmo, habida cuenta de que ya en febrero se prorrogaron las obras en el colegio durante dos meses más, es decir, hasta primeros del junio que viene.
Se da la circunstancia de que el Ayuntamiento, ya a principios de año, licitó precisamente trabajos de canalización y pavimentación en Rodríguez Paterna, San Gil y San Roque, en torno a la futura dotación. Entonces se hizo dentro del acuerdo marco de reparación, conservación y mantenimiento y de adecuación, renovación y mejora de infraestructuras viarias, si bien la revisión de precios al comienzo de cada ejercicio hizo que el valor de la actuación superase los límites del citado acuerdo marco.
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Ello es lo que ha obligado a la Administración capitalina a buscar otra fórmula, y esta pasa por redactar el proyecto de nuevo, y posteriormente ver qué procedimiento de contratación es el que mejor se ajusta –si se puede hacer o no con el citado acuerdo marco o necesita una licitación al uso–.
Así, ahora, y dada la decisión del soterramiento del cableado de Iberdrola y el alumbrado público adosado a las fachadas exteriores del edificio que se rehabilita, se aprovechará la operación para reurbanizar al menos esos tramos, con las citadas canalizaciones y pavimentaciones «dejando al menos el edificio completamente recuperado y despejado a la espera de acometer las obras primero de una calle, y en años sucesivos de las dos restantes», explica el concejal delegado de Arquitectura y Patrimonio Histórico, Íñigo López-Araquistáin.
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Obras de pavimentación, sí, pero también de canalización, y no solo en las calles San Gil, San Roque y Rodríguez Paterna. A nadie le sorprende que en la memoria justificativa del proyecto licitado en enero se incidiese en «la gran cantidad de instalaciones eléctricas que se anclan en las fachadas de los edificios con cruces aéreos sobre calzada», problema compartido en todo el Casco Antiguo. Cableado de diferentes compañías, como el alumbrado, la energía y las telecomunicaciones que se han ido acumulando y generan un impacto visual negativo sobre el barrio y los edificios, por lo que aprovechando la recuperación del antiguo colegio San Bernabé «parece conveniente reubicar los cables por unas canalizaciones más seguras y protegidas».
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