J. C. / L. R.
Miércoles, 14 de julio 2021, 12:59
Ya hay acuerdo... y hasta presupuesto y plazos. El alcalde de Logroño, Pablo Hermoso de Mendoza, y el delegado de Iberdrola en La Rioja, Carlos Sobrino, han firmado este miércoles el convenio para «soterrar» la subestación eléctrica de Cascajos en la misma ubicación en la ... que se encuentra actualmente aunque reduciendo la superficie ocupada aproximadamente a la mitad.
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El proceso, según lo dicho, comenzará dentro de cuatro meses, y se estima que la nueva dotación pueda estar en funcionamiento a principios del 2024, si bien desde la compañía eléctrica se ha advertido de que se trata de una operación compleja que requerirá incluso la instalación de una subestación provisional portátil en una parcela aledaña mientras se desmantela la vieja y se monta la nueva, lo que se verá traducido en cortes programados en el suministro llegado el momento (que suelen ser de dos horas).
Las conversaciones abiertas desde hace dos años y anunciadas el pasado febrero en torno a un asunto que venía coleando desde hace más de una década se han materializado definitivamente con un acuerdo que presenta los siguientes números: el soterramiento tendrá un coste de 5.895.533 euros más IVA; de los que Iberdrola participará con 1,5 millones más IVA y el Ayuntamiento de Logroño aportará hasta 4.395.533 euros «netos». Todo ello a la espera de las negociaciones que, paralelamente y según ha adelantado Hermoso de Mendoza, se mantienen con LIF 2002 a fin de que el resto de administraciones públicas puedan financiar algo de la parte municipal desde la sociedad de integración del ferrocarril.
Unas cifras que, según la eléctrica, son poco más de la mitad de lo que hubiese supuesto trasladarla al otro lado de la circunvalación, alternativa que defendió el anterior equipo de Gobierno, con Cuca Gamarra al frente, aunque sin llegar a acuerdo alguno. Y es que, según el delegado regional de Iberdrola, «el coste de aquello, en un presupuesto del 2013, era cercano al doble del actual»... que tendría que haber financiado íntegramente la capital con sus propios fondos.
Las obras serán ejecutadas por Iberdrola y se dividen en cinco partes: en la primera de ellas, que tendrá una duración de cuatro meses, se presentarán los proyectos técnico administrativo, de desmontaje y técnico de actividad. En la segunda se obtendrán las autorizaciones administrativas y la licencia de obras. En la tercera, se licitará y adjudicará, se instalará la subestación provisional, se desmontará la actual subestación y se iniciará la construcción del edificio. En la cuarta parte, que se prevé comience dentro de 23 meses, se iniciarán las obras de la nueva subestación que podrá estar finalizada, si esta programación sigue su curso a comienzos del año 2024. La quinta fase corresponde al desmontaje o retirada de la estación provisional.
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Iberdrola cede gratuitamente al Ayuntamiento de Logroño la parcela liberada tras la finalización de las obras (parte para uso de viales y parte para espacio libre público).
«Tras diversos estudios, se mantiene la en su ubicación actual. Se trata de un proyecto de soterramiento completo, el equipamiento queda por debajo del nivel de la calle Miguel Delibes, y solo serán visibles los edificios de acceso y las chimeneas. La integración de edificios de carácter industrial y de infraestructuras en las ciudades es no sólo conveniente si no necesario para mantener las prestaciones de calidad de los servicios que requiere la actividad urbana», han querido aclarar.
El estudio de alternativas del cerramiento lo han realizado Iñaki Ábalos y Renata Sentkiewicz. «El estudio de alternativas incluye un cuidado diseño arquitectónico que envolverá estas instalaciones de forma novedosa y contribuye a que Logroño siga mejorando estética y funcionalmente perfeccionando el desarrollo del barrio de Cascajos», ha añadido el acalde.
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«Es la mejor solución posible para la ciudad», en palabras del delegado de Iberdrola, quien ha precisado que la subestación en sí estará a 5,5 metros por debajo de la cota de calle y lo que sobresaldrá serán tanto los accesos como las chimeneas que «si bien podrían haberse reducido, se ha apostado por ese modelo para integrarlas estéticamente mejor en el entorno». Una «subestación subterránea», en cualquier caso, según la consideran en la compañía.
Sobrino ha concluido que la integración en la trama urbana de las subestaciones eléctricas es la solución que se impone en ciudades del tamaño de Logroño y más grandes, «soterrándolas, además». Por su parte, Hermoso de Mendoza ha apelado al «sentido común» ante las posibles críticas al proyecto definitivo a la vez que ha valorado dar una solución donde otros solo crearon un problema.
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