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El Ayuntamiento de Logroño ha recuperado el convenio con la Diócesis que inauguró hace veinte años y que suspendió por pandemia para la restauración de la torre de la iglesia de Santiago El Real.
La intención del Consistorio es la de aportar este año 60.000 euros a esta actuación, que busca subsanar los problemas que impiden acceder a la torre y trabajar a continuación con vistas a un convenio marco con el que abordar más actuaciones en las parroquias del centro histórico logroñés.
El alcalde, Conrado Escobar, y el delegado de Patrimonio de la Diócesis, Jesús Ignacio Merino, han firmado esta mañana el convenio que permita abordar la restauración y conservación de la torre de Santiago El Real.
«Mantenemos un compromiso firme con la conservación y la puesta en valor de nuestro patrimonio y la firma de este convenio con la Diócesis es un notable ejemplo de ello», ha explicado el alcalde, quien ha recordado que el primr convenio de este tipo se suscribió en su primera etapa municipal.
También detrás de esta iniciativa se encuentra el interés municipal por que logroñeses y turistas puedan visitar de nuevo la torre, descubrir su historia y contemplar las magníficas vistas de la ciudad desde su parte más alta. No en vano, la intención municipal es la de habilitar una red de miradores en la que también se integrará la torre del reloj de Ibercaja del Espolón, propiedad municipal desde hace apenas unas semanas.
Merino ha insistido en que «el patrimonio artístico religioso que tenemos es espectacular, y también es el alma de nuestra ciudad». Y ha agradecido el impulso a este convenio que permitirá la mejora de «una de las iglesias emblemáticas de nuestra ciudad, que estaba necesitada de esta intervención en el interior de la torre».
Hace cerca de ocho años que no se pueden subir los 220 escalones que llevan a lo más alto de la torre de Santiago el Real. Las visitas, que incluso tuvieron su versión nocturna de la mano de voluntarios, quedaron suspendidas entonces tras la detección de grietas en el acceso a la misma.
Si en 2016, ya se consideraba de lo más urgente la restauración del acceso a la torre, cuyas escaleras ya estaban pendientes de reparación y cuyo proyecto de arreglo estaba preparándose, no fue hasta la previa de la pandemia cuando se tuvo listo, pero el covid lo torció todo.
El contratista que iba a realizar las obras falleció y hubo que reinicar el proceso. La cuestión es que, hasta ahora, no se ha hallado solución.
La segunda parte de la escalera a partir de la bóveda, construida en ladrillo, que es donde termina la escalera más antigua, que es de piedra, es la que se encuentra en peor estado. A partir de ahí hay una escalera, ya en la parte del piso de las campanas, que es metálica.
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