
La avenida de Burgos, que décadas atrás fue una de las principales vías de entrada y salida de Logroño, además de un polígono industrial, actualmente ... es una calle más pero conserva en su mayor parte la forma de una gran avenida hecha más para los vehículos y las empresas que para el ciudadano de a pie. Faltan aceras, que aparecen y desaparecen, son escasos los pasos de cebra y los semáforos, y resisten algunas industrias y dos gasolineras en medio de cuatro barrios como son El Arco, Yagüe, Valdegastea-Parque de los Enamorados y Siete Infantes.
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En 2022 el Ayuntamiento de Logroño y Tobepal, una de las mayores industrias que todavía aguantan en la zona, firmaron un acuerdo para permanecer ocho años más en su actual ubicación a cambio de ceder terreno para urbanizar la calle Prado Viejo. Antes ya se trasladaron Crown Cork al polígono El Sequero, Toybe a Cantabria, Nidec Arisa a Lentiscares e Itevefirsa a La Portalada. Amcor, que aún permanece en la calle Rodejón, acordó este mismo año con el Consistorio logroñés un tiempo para su reubicación. Otra empresa de la zona, Logrobús, ya ha comprado un terreno en Puente Madre para trasladarse a Villamediana de Iregua.
Este mismo año Coblansa ha entregado 256 casas en el nuevo residencial Parque San Miguel y Aransa ya ha iniciado la construcción de City Concept, un nuevo proyecto inmobiliario en El Arco, zona que anuncia «en alza y con un gran potencial por los espacios verdes e infraestructuras presentes y futuras». Todo el entorno del parque San Miguel se ha convertido en los últimos años en la zona de expansión más importante de Logroño, abriendo incluso nuevas calles, como Ovi de Francisco, Estrella Sacristán y el paseo Carlos Fernández Casado,
Ya en otras zonas industriales de la ciudad que antaño se consideraban las afueras pero que han sido engullidas por la trama urbanística de la ciudad, como Cascajos y avenida de Lobete, se ha ido reconvirtiendo el suelo gracias a los diferentes Planes Especiales de Reconversión Industrial. Hace algo más de un año el actual equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Logroño anunció que se había dado un «paso importante» para el desarrollo urbanístico de avenida de Burgos con la constitución de la junta de compensación de la Unidad de Ejecución Río San Miguel. Con la conformación de la junta de compensación los propietarios de los terrenos se agrupan para regularizar, aprovechar y ejecutar las obras de urbanización.
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Pero, de momento, y ante el exponencial crecimiento residencial de la zona Oeste de Logroño, con nuevos barrios ya consolidados como Valdegastea y El Arco, y los nuevos residenciales recién construidos o en construcción, avenida de Burgos continúa siendo una zona industrial en la que, por ejemplo, falta espacio para el peatón. «No hay aceras y los que quieren bajar y, por ejemplo, van en silla de ruedas, que los hay y quieren, no pueden, tienen que hacer cambalaches y no es justo», explica África García, presidenta de la asociación de vecinos El Arco. Ella se refiere a que la acera en la parte sur de avenida de Burgos aparece y desaparece, como el Guadiana, por lo que, aunque es posible bajar o subir por ella andando, no se puede hacer siempre por el mismo lado, hay que ir cambiándose.
Y ahí entra otro problema: no hay pasos de peatones. «Durante muchos metros no hay ningún paso ni semáforo y podrían poner más. Somos muchos ya los que vivimos en esta zona y más que vamos a ser con lo que están construyendo», expone la presidenta de la AA VV El Arco, por lo que considera necesarias estas infraestructuras para el peatón. África García solo salva un trozo de la avenida: «En una nueva edificación a mitad de la calle, como obligan a poner acera en la urbanización, está muy bien, pero el esto está fatal».
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Para ella la presencia de las industrias que aún permanecen en la zona no son una molestia importante, es más la inseguridad por el tránsito. «Las industrias no molestan mucho, no hay mucho tráfico pesado y el que hay suele descargar por detrás, no por avenida de Burgos. Aunque sí que hay una que huele fatal y es horroroso», expone África García. «La avenida de Burgos no es segura para el peatón, pero tampoco lo es El Arco. En una boca de riego abierta yo metí el pie hasta la ingle, el asfalto en los pasos de cebra está muy mal y faltan bancos», apunta. Diario La Rioja también ha intentado recabar información para este reportaje de la AA VV Fueclaya de Yagüe, pero no ha sido posible.
La avenida de Burgos, con una longitud de 2,5 kilómetros, es la calle más larga de Logroño. Sin embargo, el Ayuntamiento logroñés no puede actuar en ella en su totalidad por una cuestión de propiedad. Actualmente ya todo el vial es municipal, fue cedido por el Gobierno de La Rioja al Consistorio, si bien los terrenos colindantes sin urbanizar aún pertenecen a dos juntas de compensación y su cesión no se puede realizar hasta que finalicen las obras de urbanización de los terrenos, tal y como aclara el equipo de Gobierno local (PP).
En 2010, el entonces equipo de Gobierno de Logroño (PSOE y PR+) anunció una remodelación de la avenida de Burgos con dos carriles por sentido separados por una mediana, una acera norte con doble hilera de árboles y otra sur con una anchura de cuatro metros y medio, un carril bici a lo largo de toda la vía, tres rotondas para regular el tráfico, pasos de peatones elevados... Catorce años después, salvo la rotonda de la calle Portillejo, la avenida de Burgos permanece prácticamente intacta, sin ni siquiera acera en un buen tramo de la parte sur.
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