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Aunque hace casi dos semanas que se abrió al público el remozado parque de México, las nuevas instalaciones siguen ultimando mejoras y detalles que no se habían culminado para la inauguración oficial. Y estos días han sido los asientos, en concreto, sus respaldos, ... los elementos del mobiliario urbano que han visto completado su montaje.
Varios listones de madera verticales conforman el apoyo lumbar, a juego con los propios asientos. Y en consonancia con el diseño global del parque, se sitúan bordeando los jardines, como fronteras circulares de los espacios verdes.
Como otros muchos debates ciudadanos, la comodidad de los nuevos bancos ya se ha puesto en cuestión. Quizás porque el asiento recto no es tan habitual en otros bancos que permiten posturas más relajadas. Aunque ayer la facción discrepante no se citó en las bancadas del parque, sino todo lo contrario.
Así, al tímido sol de la mañana medio dormita Julia aposentada en uno de los bancos. Tiesa, sí, pero «cómoda y muy bien», según atestigua, mientras recuerda que el parque de antes le gustaba más porque tenía «más árboles».
- «¡Ya crecerán, mujer!»-, le reprocha una vecina de banco casi ofendida.
«Está mucho mejor, perfecto», apostilla sin miramientos Isidro, un vecino de la zona «desde hace 35 años», insiste ufano. «Los bancos están muy bien, cómodos, mejor que los otros de madera viejos, que casi estabas tumbado», explica Isidro: «Lo he comentado con otros vecinos y también dicen lo mismo, que muy bien». Aunque aprovecha: «Lo malo es que los gamberros ya han reventado uno», se queja señalando uno de los respaldos del parque que luce ya medio torcido y con una pequeña pintada.
Mientras los jardineros se afanan en el cuidado de los espacios verdes, dos abuelas que vigilan a sus nietos en los columpios coinciden con Isidro. «Sin ninguna queja -remarca Merche- antes no había niños ni nada, era un desierto». Sobre los bancos, ni una protesta: «Están bien, no sé de qué se queja la gente».
Igual opinión pronuncia Amelia: «¿Qué queremos? Es que la gente se queja de todo», abunda para agregar: «Lo que hay que ver es el cambiazo que le han dado al parque, que está mucho mejor». «Ahora se puede entrar bien y andar, que antes había mucha gravilla», resalta.
También aplauden las mejoras Esperanza e Ismael, que pasean por primera vez por el renovado parque. «Los bancos, estupendos. Mi marido tiene muchos problemas para sentarse en otros bancos porque son muy bajos y aquí, ningún problema», dice ella señalando a su marido, que asiente: «Estos son altos, para mí, mejor».
De momento, los asientos superan el examen con nota. Con el respaldo vecinal.
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