La asamblea del árbol decide si quedarse o irse

Se llama 'Poplar Assembly' y durante un mes dará forma a la plaza Diversidad de Logroño, esa que surge al abrigo de los edificios de las antiguas Escuelas Trevijano y del centro cultural Ibercaja. Concéntrico, el ya consolidado festival internacional de Arquitectura y Diseño de Logroño, tras diez años reinventando la ciudad, ha decidido que algunas de sus instalaciones efímeras sean permanentes y por ello, al menos durante 30 días, el 'pequeño bosque de chopos con bancos' se quedará en su ubicación en una especie de experimento para decidir sobre el futuro carácter estancial del tal espacio.

«Concéntrico ha sido capaz de redescubrir la vocación estancial, no solo de paso, de la plaza Diversidad. Planteamos que durante al menos un mes esta instalación se mantenga para que los propios logroñeses continúen dándonos ideas y configurando definitivamente este espacio», fueron las palabras del alcalde durante el balance del festival a primeros de mayo.

Y será a partir de principios de junio cuando «se estudiará la posibilidad de que pueda tener una mayor continuidad con ese u otro formato», según confirma el propio Ayuntamiento. Diario LA RIOJA, por ello, ha salido a la calle, concretamente a la 'Poplar Assembly' –asamblea del álamo en su traducción– para comprobar su uso y conocer de primera mano los testimonios de la ciudadanía, que estén a favor o en contra de la misma, sí que mayoritariamente demandan bancos y sombra en cualquier plaza de la capital.

A día de hoy, la instalación de Javier García que sirvió como pabellón del Concéntrico 10 celebrado del 25 de abril al 1 de mayo, registra mayor afluencia por la tarde que por la mañana, si bien son los fines de semana cuando está más concurrida. Así lo ponen de manifiesto quienes viven o trabajan en la zona, partiendo de la base que recuerdan que la plaza ya dispone de un característico castaño, con asientos incluidos, que de hecho se ha utilizado en otras instalaciones de ediciones anteriores del festival.

Y es que, quien más, quien menos, apunta a que la posibilidad de sentarse protegidos del sol es algo que cada vez se valora, y se reclama más, por lo que de la experiencia de la plaza Diversidad podría repetirse en cualquier otra zona de Logroño, caso del 'nudo' de Vara de Rey, tal y como reivindica José María, trabajador en el centro pero vecino en el entorno de la confluencia de Vara de Rey y Duques de Nájera.

Las casualidades, en plena espera de este periódico, hacen que a la zona llegue un grupo de párvulos del Divino Maestro junto a sus profesoras. Son una veintena de alumnos de primero y segundo de Infantil, acompañados de Lara, María José y Laura, que reconocen que «nos ha venido muy bien». Así, el grupo toma asiento a la sombra de los chopos y se dispone a almorzar, uno de los usos que bien pueden dársele.

La estrategia del pabellón, según su autor, se concibió en base a objetivos como servir a la comunidad (y está claro con el empleo que le dan los escolares) y generar un espacio útil (algo ya logrado, amén de crear espacio comunitario viendo las relaciones generadas todo este tiempo).

Otra cosa sería lo de fomentar la construcción con material e industria local, y renaturalizar la ciudad. Al respecto, hay quien incide en que los materiales empleados, el tablero de Garnica, ya comienzan a acusar el paso del tiempo, y que los árboles en cuestión, dadas las temperaturas, han comenzado a secarse.

«Me gustó cuando lo vi, pero ya me gustaba la plaza antes. Es acogedora siempre», sentencia Ramón, quien la visita a diario. «Se me hace agradable el recorrido que ofrecen sus distintas puertas», dice Luisa. Mención aparte es la cortina vegetal que representa, pues personal de la Fundación Ibercaja sostiene que, en la práctica, «los tapa» y «el público, al menos los turistas, se desorientan». Y con todo ello tocará decidir si irse o quedarse... sin descartar, eso sí, otro lugar en la misma ciudad.

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