Artesanía y sabores de Navidad
Mercadillos de Logroño ·
Vuelven los tradicionales puestos con una mayor presencia de artesanos llegados de otras Comunidades por la falta de eventosMercadillos de Logroño ·
Vuelven los tradicionales puestos con una mayor presencia de artesanos llegados de otras Comunidades por la falta de eventosLos tradicionales mercadillos ya han vuelto por Navidad a Logroño y lo han hecho recordando en gran medida lo que había antes de la pandemia, con una amplia oferta de sabores y artesanía, aunque, eso sí, velando porque no haya aglomeraciones y sin degustación ... de productos. No faltan visitantes estos días, algunos casi de visita diaria, y que, como afirma Eva Loza, de 50 años, «dan una atmósfera muy especial a la Navidad». «No falto nunca porque encuentro regalos muy originales que no veo en otros lugares», dice mientras paga unos coloridos calcetines, con dibujos de libélulas, antes de poner rumbo al belén monumental. Al otro lado, el tendero no deja de atender al público, muy numeroso al filo de las siete de la tarde. «Venimos desde Pradoluengo todos los años, tenemos un público fiel», proclama. Muy próximo, en su esquina habitual y con sus espadas de madera y artilugios circenses de siempre, Simon Dempsey observa a distancia el trasiego de las familias que llegan a la plaza del Ayuntamiento. «Estoy muy sorprendido, se ven ganas de salir y de apoyar al pequeño comercio independiente», se alegra este inglés-riojano, aunque con cierto recelo: «No dejamos de temer que nos cierren si empeora la situación».
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Este año la variedad habitual de productos se ha ampliado gracias a la presencia de un buen número de comerciantes de otras comunidades. Marisa Perelló, de Denia, es la primera vez que visita Logroño: «Se han suprimido muchos mercados y decidí probar suerte, y tengo que decir que me gusta la gente, es muy educada». En su mostrador, originales piezas de bisutería dorada y plateada de inspiración griega y, sobre todo, «pulseras de hombre en cuero que hago yo». Tres casetas más allá y también de Alicante, Ismael asegura que sus piedras no las tiene nadie. «Mira, esta es la rodoprosita, la piedra nacional de Argentina, la piedra del amor, solo la tengo yo».
«¿Que qué he comprado? Un monedero, de diez euros..., el otro se me había roto», afirma Ricardo entre el barullo de la plaza Gallarza, donde los amantes de la simbología y los talismanes tienen un puesto a su medida. «Tenemos un público muy fiel al que le gusta llevar colgantes alegóricos..., el martillo del dios Thor es el más popular», nos ilustra su propietario, para quien, como para muchos, este es su primer evento del año. En el puesto de al lado, el producto estrella son los bolis o pulseras con un dispositivo con hidrogel, y anillos de acero. También una amplia variedad de mascarillas. Impensable hace un año.
Es una ocasión para comprar, pero es también una oportunidad para entrar en contacto estrecho con los agricultores y artesanos que están deseando contar las historias que hay tras sus mostradores.
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Durante los días que ha permanecido abierto (cerró el jueves) el mercado de Artesanos de La Rioja ha contado con una buena muestra de ellos. Desde Palencia y con su miel del Bierzo («muy suave en sabor y aromas...») llegó Felipe, confiado en dar salida al stock de estos meses atrás. Y desde el Cantábrico, Daniel hizo gala de sus anchoas. De Santoña para más señas. «He traído a Logroño las tres 'J' de la anchoa», se enorgullecía. «No probarás unas como estas, «cien por cien del Cantábrico y baja en sal....».
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