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Relevo a los mandos de la Asociación de Vecinos de San Antonio, de Logroño. Luis Carlos Martínez, de 64 años, se despide después de 32 años en la junta de la entidad, los diez últimos como presidente y entusiasta promotor de los cambios más significativos ... que ha experimentado este barrio, al otro lado del Ebro. El testigo se lo pasará a Ana María Gomera, savia nueva en la asociación y quien velará a partir de ahora por las mejoras pendientes. La más urgente: la remodelación del parque, necesitado de un drenaje a fondo, un alcantarillado, un nuevo alumbrado público («Las copas de los árboles han crecido y se han 'comido' las farolas») y más pasos peatonales elevados.
Luis Carlos –conocido también por su faceta de belenista, voluntario de San Bernabé y por su implicación en la Cofradía de la Virgen de la Esperanza, de la que es vicehermano–, siente que hay que dar paso a los jóvenes. Su implicación con el barrio empezó con 18 años, cada poco le tocaba cruzar el puente para llevarle al alcalde San Baldomero, entonces en el Ayuntamiento viejo, los papeles que le preparada el primer presidente de la asociación. Era el año 1976, por entonces la sede estaba en la parroquia de San Antonio, luego pasó al matadero, más tarde el fielato –donde hoy esta la oficina de información para peregrinos–. Desde hace unos años se encuentran en la calle Sáez Porres, 5.
Nacido en la calle Ebro, se va satisfecho de su gestión, sobre todo por el logro que supone habilitar una pista deportiva en el terreno donde Electra tenía una minicentral. «Era parecida a la de Cascajos, un poco más pequeña, fue complicado, las negociaciones se alargaron mucho pero ha merecido la pena», señala satisfecho del uso que ha tenido después «por parte de vecinos y no vecinos».
Además, se siente orgulloso del Paseo del Pozo Cubillas, «con su lavapiés para peregrinos, setos y urbanización de relax», así como del embaldosado que han llevado a cabo en el tramo que va de la calle Sáez Porres al cementerio para terminar con los problemas de barro que dejaban las lluvias. También se adjudica parte del éxito de la reciente rehabilitación del Puente de Piedra: «Es una obra que ha realizado el Ayuntamiento con fondos europeos, pero que anteriormente había sido largamente demandada por la asociación», resume no sin antes plantear una última reivindicación: «Necesitamos servicios, cajeros, tiendas..., yo para comprar tengo que cruzar todos los días el Ebro».
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