Añoranza de la antigua Gran Vía

Desde las 'casas baratas' de Logroño, una de sus vecinas denuncia que «está todo esto que da vergüenza, lleno de hojas y de cacas de perros». No se corta al afirmar que sus dueños «son peor que los canes, ellos en realidad no tienen culpa de que no recojan sus excrementos», se queja agradecida por publicar su queja en el Teléfono.

Aunque pasados los años, una vecina logroñesa recuerda con nostalgia cómo era la Gran Vía logroñesa antes de las obras del párking. «Era una avenida preciosa llena de árboles. Ahora es una Gran Vía horrorosa. Y no digamos nada cuando llega la noche, es como la boca del lobo», señala para reivindicar que «a los que ya nos queda poca vida, que nos cambien Logroño nos sienta como un tiro, sobre todo en la zona centro». De esta manera replica a otra lectora, vecina también de esta zona de la ciudad. «Esta señora que se olvide de soterrar nada y se quede en su casa».

Juan llama para reclamar mayor atención a los comercios de toda la vida del Logroño antiguo, se refiere en concreto a los contenedores instalados junto a estos establecimientos, «a los que acaba llegando el olor a orines y basura». Cita como ejemplo negocios de Portales –ya pocos fuera de la hostelería–, que tienen que soportar este olor «desagradable y penetrante».

Un lector logroñés llama en referencia a la noticia publicada «sobre la propuesta de un partido político de no aceptar todavía la recepción del parque Princesa Leonor hasta no subsanar los errores y deficiencias». Su queja es que el aplazamiento de su recepción «ha conllevado consigo la no reapertura total del vecino parque Ciudad de México».

La siguiente es una llamada para dar «unas gracias inmensas» a las doctoras de Oftalmología. «A mi marido le operaron de un ojo y ahora las pestañas le crecen para adentro, llegó un momento en el que tuvo un malestar terrible, así que como no teníamos cita con la doctora y no sabíamos qué hacer, nos bajamos hasta el San Pedro y, sin esperar nos atendió la doctora Sierra, una especialista maravillosa, que le arrancó los pelitos y se le fue el dolor y la molestia», relata.

Cambiamos de tema para abordar el estado de las flores y jardinería de la capital riojana. Respecto al primer asunto, se queja de la «pobre decoración floral» que está luciendo Logroño este verano. «Hace unos años se veían tulipanes de todos los colores, plantaciones en cada rincón, bonitos conjuntos en el Espolón..., ahora se ven cuatro variedades, muchas de ellas ya esquilmadas por estas fechas». Por otro lado, se pregunta de dónde viene la afición de los sucesivos gobiernos municipales de poner unas 'telas' plásticas verdes en las zonas de flores. «Acaban siendo un recogedero de suciedad y hojas secas», mantiene.

Por último, una lectora que acaba de mudarse de un barrio de Logroño al centro de la ciudad manda un mensaje a quienes cuelgan la ropa tapando la ventana del vecino de abajo, sin importarles si tapan las vistas. «Un poco de consideración, hay mil formas de colgar las prendas sin molestar, solo se requiere un poco de empatía y buena educación», resume.

Las baldosas levantadas, que suponen un peligro para los peatones por las posibilidades de tropezar, son objeto de crítica de dos lectores. Uno se refiere al final de la calle Sancho el Mayor, en las traseras del colegio Siete Infantes, «que llevan tiempo así». El otro, al barrio de El Arco, entre Enrique Granados y Manuel de Falla. Piden que se arreglen para evitar accidentes.

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