
Alberto Abad | Presidente de Amigos del Patrimonio Histórico del IES Sagasta
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Alberto Abad | Presidente de Amigos del Patrimonio Histórico del IES Sagasta
«No basta con traer los fondos, hay que exponerlos de un modo adecuado»Alberto Abad llegó en el curso 2008-2009 al IES Sagasta. Ha sido secretario, director y ahora compagina su labor como profesor de Economía con ... la de presidente de la asociación Amigos del Patrimonio Histórico del instituto logroñés. Su objetivo es poner de relevancia el vasto material recopilado durante los casi dos siglos de historia del centro y darlo a conocer. «Pretendemos provocar en el alumnado y en su entorno el amor por este patrimonio», resume.
- ¿Cómo surge la idea de crear esta asociación?
- Surgió hace mucho tiempo. Son varias las asociaciones como la nuestra, vinculadas a institutos con patrimonio, que nacen porque la burocracia de una entidad administrativa, como puede ser un centro escolar, dificulta a la hora de hacer muchas cosas. En cambio, una asociación es mucho más versátil y puedes contar, por ejemplo, con personas que ya no tienen vinculación con el centro, porque están jubiladas, pero sí tienen interés en promocionar y conservar el patrimonio. Por otra parte, permite gestionar contratos o acceder a subvenciones de un modo mucho más sencillo. Por todo eso, llevábamos dándole vueltas mucho tiempo y hace unos meses retomamos la idea hasta que en diciembre de 2024 fijamos los estatutos definitivos y empezamos el proceso formal de constitución. Parece que es algo de antes de ayer, pero estamos detrás de ello desde hace mucho tiempo. Las cosas van despacio y ya estamos en marcha.
- Son 182 años de historia del IES Sagasta, por lo que el patrimonio es infinito. ¿Qué expectativas tienen con todo ese material?
- Nuestro objetivo es tratar de ayudar lo máximo posible a los dueños de ese patrimonio, que son la Consejería de Educación y el propio instituto. Cuando digo ayudar me refiero a su mantenimiento, a su conservación e incluso a su recuperación, pero sobre todo a su puesta en valor. No nos sirve de nada tener el herbario del doctor Zubía si no hay nadie que esté dispuesto a explicarlo. Si una persona formada te cuenta lo que estás viendo, resulta mucho más interesante. Podría hacerlo un profesor del centro, pero demasiada carga tienen con su día a día, así que nosotros podemos ayudar, por ejemplo, con profesores jubilados que quieran hacer esa función.
- Habla del herbario del doctor Zubía, ¿cuál es la tipología de los objetos que forman parte de patrimonio del instituto?
- En la asociación tenemos la idea de crear una serie de comisiones: desde aparataje científico hasta biblioteca, pasando por Biología, Geología o mapas. Más allá de los objetos, también queremos recopilar qué personas han pasado por el centro. Siempre se vincula al Sagasta con Rey Pastor y con Escrivá de Balaguer, pero hay muchas más como Blas Ochoa Martínez, que fue la primera persona que puso en valor las icnitas y que fue alumno doméstico de aquí.
- Para la reforma del centro se hizo un inventario de todo ese material y se trasladó a los juzgados, ¿cómo están ahora todos esos fondos? ¿Hay intención de traerlos de vuelta al centro?
- La situación es la misma que hace un tiempo. Continúan en el Palacio de Justicia y a la espera de que la Consejería decida. Sé que, por lo que nos ha comentado la directora, se está tratando de gestionar su regreso. El problema es que no es como traer sillas o mesas, que las coges, las dejas en un sitio y te olvidas, sino que hay de exponerlo de manera conveniente.
- ¿La intención es hacer un museo con todas esas piezas?
- A mí me gustaría. Me encantaría parecerme, por ejemplo, a asociaciones como Cabrera Pinto, de Santa Cruz de Tenerife, que hacen visitas y, fruto de las subvenciones que reciben, pueden contratar a una persona para llevarlas a cabo los fines de semana.
- ¿El centro cuenta con espacio para ese fin?
- El sitio lo tenemos porque cuando se hizo la reforma se pensaron dos espacios muy grandes para la exhibición y otros dos de almacenamiento. Hay que tener en cuenta, eso sí, que la reforma del centro estaba pensada para acoger a unos 740 alumnos y ahora hay más de 900. En un periodo breve de tiempo se abrirán más espacios y hasta entonces se puede empezar a trabajar, sobre todo en lo que a investigación se refiere.
- Pero falta que Educación traiga los fondos...
- Sí, pero nosotros con lo que ya tenemos podemos ir trabajando y, por ejemplo, vamos a empezar con la limpieza de un cuadro del Puente Mantible de 1891. Nuestra intención es echar a andar con eso y, a partir de ahí, seguir organizando actividades.
- ¿Cree que los logroñeses conocen la historia del Sagasta y todo lo que sus paredes han visto?
- Con el patrimonio pasa una cosa, cuando lo estás usando y lo ves a diario no lo valoras, pero cuando te distancias en el tiempo y te vuelves a cruzar con él es cómo si te encontrases con un amigo y empiezas a recordar todo. Eso les puede pasar, por ejemplo, a las personas que han estudiado aquí. Por su parte, los jóvenes que no han tenido una relación directa con el Sagasta seguramente no conozcan esa historia y para que eso no suceda lo ideal es que todo nuestro patrimonio se utilizara de manera pedagógica. De cualquier modo, cuanto mayor sea la persona es más posible que conozca parte nuestra historia porque durante muchos años, hasta 1972, este ha sido el único instituto público de Logroño.
- Una de las joyas del Sagasta siempre ha sido la biblioteca, ¿cómo se encuentra en la actualidad?
- Cuando salimos de aquí por las obras no era factible llevarla al lugar donde dimos las clases de manera provisional. Las bibliotecas de los centros normales no creo que tengan más de 4.000 fondos y esta tenía 40.000. Todo eso se llevó, perfectamente embalado y en las condiciones idóneas, a los juzgados y nos movíamos con la biblioteca doméstica, que sí que ha retornado al Sagasta. Ahora tenemos muchas estanterías vacías a la espera de que vengan los libros y que, además, contemos con alguien que los ponga en su sitio.
- ¿A quién está abierta esta nueva asociación?
- Se podría pensar que tendrían que formar parte de ella únicamente personas que hayan pertenecido al Sagasta, ya sea como alumnos o como profesores. Sin embargo, no tiene por qué ser así. Es una asociación abierta a todas aquellas personas que hayan tenido algún tipo de relación con el Sagasta, de carácter emocional o sentimental, y lo único que les pedimos es que colaboren en el mantenimiento, difusión y divulgación del patrimonio del Sagasta. Que no hayan estudiado en el centro no les impide inscribirse.
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