«¿Qué son esas bolas que han aparecido de la noche a la mañana en un montón de farolas de Logroño?«, se preguntaban hace un año los más curiososos al avistar esferas colocadas en lo alto, más concretamente en farolas y árboles. Luego ... supimos que no era ningún juego, sino artilugios biotecnológicos, desarrollados por investigadores para comprobar la calidad del aire de Logroño. Pues bien, esta mañana hemos conocido los resultados del aquella innovadora técnica, impulsada desde la Universidad de La Rioja y la Universidad de Santiago, y estos concluyen que la contaminación del aire en la ciudad y su área metriopolitana «no es preocupante para la salud».
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Buenas noticias en concreto respecto a la concentraciones de hidrocarburos y metales pesados. Los niveles detectados son relativamente bajos y no se consideran preocupantes para la salud humana y de los ecosistemas. El director del proyecto de investigación, Javier Martínez Abaigar, lo ha corrobado al presentar esta mañana el resultado de esta investigación pionera por su metodología, que sin embargo, sí ha registrado cierta contaminación difusa, sin focos específicos, en los polígonos industriales de Cantabria y La Portalada, así como en zonas de mayor volumen de tráfico ligadas a vías como la circunvalación y la AP-68. Además, se concluye que la zona este de Logroño es la más afectada, mientras que la oeste ha mostrado una mejor calidad del aire, problablemente favorecida por la direccion del viento.
El estudio se desarrolló durante la primavera de 2018 con una innovadora técnica de biomonitorización, consistente en la instalación de 'esferas de musgo' para evaluar la calidad del aire. El último avance para medir la contaminación ambiental, fruto de la alianza entre 'la Caixa' y el Gobierno de La Rioja, capta partículas microcontaminantes del aire para realizar la medición. Como ha explicado Martínez Abaigar y adelantó Diario LA RIOJA, la esfera de plástico, de material poroso, está recubierta de musgo clónico cultivado en un laboratorio, similar al que se puede comprar en las floristerías. Su utilización se debe a que es un captador eficiente de contaminantes. «Es capaz de fijar sustancias nocivas de dimensiones mínimas».
Además, de este sistema, se han utilizado hojas de aligustre, un árbol muy extendido en logroño, lo que ha permitido diseñar una red homogénea de muestreo. Así, paralelamente a la recolección de las 'Mossphere', se recogieron hojas de aligustre en una malla de 500 metros de lado y se midieron los mismos contaminantes. Estos dos biomonitores utilizados son capaces de discriminar distintos niveles de calidad del aire en relación con 13 metales pesados y 18 hidrocarburos aromáticos policlínicos.
belén Ayestarán, vicerrectora de la UR
El consejero de Medio Ambiente, Íñigo Nagore, ha incidido en que este proyecto se enmarca en la preocupación «por la calidad del aire y su evolución» y, especialmente, «por si hay que adoptar medidas ante episodios de contaminación». El responsable ha reconocido que el estudio avala la calidad del aire en Logroño y su área metropolitana pero ha incidido en la necesidad de seguir trabajando «para evaluarla, cuanto más, mejor».
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El responsable de la investigación, por su parte, ha incidido en la necesidad de contar fondos de entidades privadas, como en este caso de la Caixa, para evitar que los grupos de investigación queden parados. En la misma línea y siguiendo este ejemplo, la vicerrectora de Investigación, Belén Ayestarán, ha animado a que otras entidades públicas y privadas sepan aprovechar «la solvencia humana y profesional de los grupos de investigación de la Universidad de La Rioja para desarrollar otros proyectos, algo que redundará en beneficio de Logroño. «Ojalá otra entidades nos busquen y sepan aprovechar la potente solvencia técnica de nuestros equipos de investigación», ha reseñado.
Este proyecto, realizado por investigadores de la UR y de Santiago de Compostela, se ha enmarcado en un convenio de colaboración suscrito entre 'la Caixa' y el Gobierno de La Rioja para el desarrollo de actuaciones en materia de «investigación, salud y medio ambiente». Mossphere es el resultado de un proyecto de investigación europeo en el que participaron 12 universidades (entre ellas la Universidad de La Rioja) y empresas de 5 países.
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