Nadie se quedó en casa

De hecho, durante toda la mañana las inmediaciones de El Revellín estuvieron a reventar. Los primeros llegaron a las siete de la mañana, a la misma hora que se empezaban a montar los toldos, la cocina y los mostradores desde donde más tarde se repartieron gratuitamente miles de raciones y bollitos de pan.

Esta es una cita en la que todo lo que se ofrece son productos riojanos. Desde los alevines de trucha, procedentes de Viguera, hasta el pan, de la panadería Paraíso -situada en el casco antiguo-, el aceite y el vino, cortesía de Bodegas Vivanco.

Como es costumbre, los bailes y las jotas estuvieron presentes desde el comienzo y, tras la tradicional bendición, en la que participaron también la alcaldesa de Logroño, Cuca Gamarra, y el presidente de La Rioja, José Ignacio Ceniceros, el reparto continuó sin pausa hasta pasadas las dos de la tarde.

La presencia de un mayor número de ayudantes, entre los que se encontraban nuevas generaciones de hijos y nietos de los cofrades, favoreció que las filas de espera para recoger las raciones fueran muy fluidas. Desde la Cofradía se quiso agradecer a todos los colaboradores y voluntarios su ayuda, pese a que ellos trabajan casi durante todo el año para que este día.