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Javier Campos
Sábado, 3 de diciembre 2016, 21:21
Logroño. Más que un proyecto, un sueño. Un sueño compartido. De ciudad. El soterramiento del ferrocarril lleva años en las mentes de Logroño. Y no sólo en Cascajos o en Lobete. Mucho se ha hablado de cerrar la herida abierta que durante décadas ha supuesto ... la trinchera ferroviaria en la capital, la última esta misma semana en el pleno del Ayuntamiento a cuenta de la aprobación de un plan de financiación para hacer frente al crédito sindicado de 220 millones que ya se está devolviendo desde el 2014.
Una gran -y costosa- transformación que, de momento, se ha quedado pendiente de cerrar en su fase 1. Y eran -y siguen siendo- tres. Lo que iba a ser el principio -con el tramo entre Vara de Rey y Tirso de Molina-, de momento, parece no tener fin. Y, mientras, el resto de Logroño que vive separado por las vías del tren espera... espera y sigue soñando. «Seamos sinceros, la gran transformación no es lo hecho, sino lo que queda por hacer», se oye en los barrios 'olvidados' de las fases 2 y 3.
Fase 1
2,8 kilómetros entre el paso superior de República Argentina y las proximidades del río Iregua (con la vía soterrada entre Vara de Rey y Tirso de Molina), que cuando finalicen habrán agotado el crédito sindicado con el que debía avanzarse en las fases 2 y 3.
Fase 2
1,9 kilómetros entre el paso superior de Murrieta y la ermita del Cristo (entorno del cuarto puente). Cuenta con proyecto básico aprobado (valorado en 49,76 millones) desde enero del 2011.
Fase 3
1,7 kilómetros entre Murrieta y Vara de Rey, en plena ciudad. Sólo hay estudio informativo.
Los Lirios
Dentro de la fase 1, aunque se abandonó la idea barajada en su día de soterrar esa parte de la vía generando problemas de ruido.
Cascajos y Lobete se dan la mano desde el 2012, justo cuando Logroño despertó de golpe y porrazo del sueño en una realidad que no era otra que empezar a pagar lo ya ejecutado teniendo en cuenta que los terrenos pendientes de liberación, que supuestamente iban a financiarlo todo, no valían lo que dijeron -o pensaron- que valían. Y las fases restantes, que suponen dos tercios del proyecto -dicho de otra manera, se ha soterrado un tercio de la vía prevista- quedaron en el aire.
Pero vayamos por partes -o fases-. Diario LA RIOJA organiza un encuentro entre las asociaciones de vecinos de El Cubo y del Parque de los Enamorados-San Lázaro en la pasarela de Fontanillas, único punto de unión entre ambos barrios y corazón de la fase 2, que va desde Murrieta al puente de Sagasta. Si bien el proyecto básico, valorado en 49,76 millones (sin IVA), quedó aprobado en enero del 2011, desde entonces nunca más se supo...
La conexión entre la calle Fuenmayor y la avenida Gonzalo de Berceo se anunció y se publicitó como clave y los vecinos de ambos lados así lo siguen viendo. «La demanda sigue sobre la mesa y, aunque somos conscientes de la situación, al menos pedidos que no se olvide», sentencia Ismael Touré, presidente de El Cubo. «El compromiso era seguir por la fase 2, cada campaña electoral nos lo recuerdan, y nosotros lo tenemos bien presente». Parque de Los Enamorados, San Lázaro y Valdegastea se suman por voz de Rosa Calavia, presidenta de la asociación de los dos primeros.
Al otro lado de la vía se recuerda cómo en su día hubo quien decidió traspasar la trinchera precisamente por el sueño del soterramiento. La ciudad iba a ser sólo una. «La coyuntura ha cambiado, de acuerdo; pero no la necesidad. Si de verdad queremos cerrar esa herida de la que hablan no se puede abandonar el proyecto», insisten ambos.
Quienes habitan las calles Purita Ugalde y Paula Montalt saben mucho de barreras. «Son casi 40 escalones para cruzar de un barrio a otro a través de la pasarela», explica un vecino, quien también acude al encuentro y precisa que la única salida es vía avenida de Burgos. La trinchera es larga... y se prolonga desde Murrieta a Vara de Rey en la considerada fase 3. «Si ya la fase 2 no se vislumbra hasta después de 2032...», lamentan.
Allí, sobre el puente de la calle Chile, justo encima de donde la calle se llama directamente Barrera, el encuentro es con las asociaciones de vecinos de Siete Infantes y Las Gaunas. «Permeabilidad peatonal hay, sí, ¿pero te imaginas todo esto cubierto y convertido en el cinturón 'verde' anunciado?», pregunta Sonia Juan, presidenta de la primera.
«El soterramiento no acaba en Vara de Rey, sabemos que las cosas económicamente hablando están como están, pero la inquietud vecinal en toda esta zona está ahí... No es que sea urgente ni primordial, pero en todos estos barrios no se nos va de la cabeza», añade Julián Herráiz, quien también recuerda cómo en su día se anunciaban promociones de viviendas con la vía cubierta a principios de los 2000. «Que no se abandone el proyecto, lo gordo ya está hecho y hablamos de modelo de ciudad», coinciden en señalar.
Sin cubrimiento de vía en el proyecto, aunque sí que se les llegó a prometer, y dentro de la fase 1, al otro lado del cajón se levantan Los Lirios. La asociación de vecinos, inmersa como está en plena reivindicación de dotaciones y servicios que acaben con la «discriminación» que sufren respecto al resto de la capital, entienden que el soterramiento más que ventajas les ha traído inconvenientes. Sobre todo en forma de ruido dado que el cajón -que termina poco antes de la circunvalación- actúa como una especie de embudo. «Más allá del compromiso de cubrir la vía, ya olvidado; estaba el de las pantallas acústicas, que están incumpliendo ellos mismos», protesta su presidente, Enrique Cabezón. Y, a ello, se le añade que ahora, y con la doble vía, se está usando la zona del barrio como zona de estacionamiento de trenes que incluso dudan de su legalidad. «La vía aquí no deja de ser otra barrera, pues si Los Lirios se desarrollase saltarían al otro lado, con lo que a día de hoy tenemos un puente más ancho -el de Cascajos con la estación de trenes- y hemos dejado el río -el resto de barrios- a ambos lados», concluye.
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