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Javier Campos
Jueves, 8 de septiembre 2016, 23:59
«Conocido por sus crujientes calamares a la romana y vermús dominicales, es un canto a la diversidad porque da cabida a todo el mundo; jóvenes, talluditos y abueletes. Por sus mesas han pasado desde tratantes de ganado a artistas de teatro, a la vez ... que ha sido mentidero de los amantes del fútbol, la pelota, los toros y de todos los parroquianos que arreglan los asuntos del planeta, además de haber sido escenario de películas tan memorables como 'Calle Mayor'. Y con todo esto, han pasado cien años. Y se sigue llamando Moderno».
Las palabras del gran maestre de la Cofradía del Vino de Rioja, Javier Gracia, precedieron al 'cepazo' a Mariano Moracia en representación del café Moderno. Al histórico establecimiento logroñés se le acumulan los reconocimientos coincidiendo con su centenario. «Aquí estuvieron las primeras mesas de billar, los primeros futbolines, además del primer grifo de cerveza de barril... Y nunca ha faltado el vino de Rioja», resumía Gracia ante un emocionado Moracia, acompañado de amigos y conocidos en «día tan especial» tras un siglo «de servicio».
El Moderno se unió ayer en un sencillo pero emotivo acto a la lista de entidades que en estos 32 años han sido nombrados cofrades de honor de la Cofradía del Vino. A saber: la Estación Enológica de Haro, el velero 'Rioja de España', Bodegas López de Heredia, Diario LA RIOJA, el Parlamento, Bodegas Riojanas, el Museo de la Cultura del Vino Dinastía Vivanco y la ONCE.
«Según nuestros estatutos se distinguirá a aquellas personas o entidades que por su reconocido prestigio profesional hayan dado notable testimonio de su ostensible preferencia por el vino de Rioja, defendiéndolo y promocionándolo desde sus respectivos estamentos. Y el café Moderno lo lleva haciendo cien años», dijo Gracia. Y que sean muchos más, vino a añadir Adrián, quien se hará cargo del negocio cuando Mariano se decida a quitarse el delantal y descansar tras toda una vida detrás de la barra.
«No es un premio para mí, sino para la gran familia del café, empleados y clientes, para los que están, para los que no están, para los grupos e instituciones que aquí se reúnen... en definitiva, para todos los que han hecho posible llegar a los cien años... un siglo, ahí es nada», acertaba a decir un nervioso Mariano con voz entrecortada y ojos acuosos.
Y entre obsequios, discursos y coincidiendo con el brindis final... el himno oficial del centenario y el oficioso en el que se ha convertido el 'Fibra de pájaro' pusieron la nota musical y el punto final deseando un '¡Larga vida al café Moderno!'.
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