Marcelino Izquierdo
Jueves, 16 de junio 2016, 22:36
«A comienzos del siglo XVI la ciudad estaba sumida en un intenso proceso constructivo que afectó a los grandes edificios religiosos y a la arquitectura civil. La ampliación de las murallas iniciadas en 1498 permitió a los vecinos ocupar rápidamente los nuevos espacios abiertos ... con bodegas o casas, más o menos humildes, pero que consiguieron dotar a Logroño de un desarrollo y unas dimensiones tales, que no fueron superadas hasta que en el siglo XIX se procedió al derribo de las defensas», explica María Teresa Álvarez Clavijo, doctora en Historia y gran experta en La Rioja del siglo XVI.
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