Andrés Sirvent, en su heladería con el teléfono fijo. :: m.f.

«Así nadie puede cambiar de opinión a última hora»

Heladero calagurritano

T.s.

Sábado, 14 de mayo 2016, 22:39

Sus helados han viajado por los mejores restaurantes de medio mundo. Nueva York, Londres, París, Barein... Y para ello no le ha hecho falta nunca estar pegado a un móvil. No lo ha tenido nunca, ni falta que le hace. «Todo el mundo sabe que ... desde las cinco de la mañana hasta eso de las diez estoy en la heladería trabajando. Allí pueden encontrarme en el fijo», explica. Su trabajo, según informa desde Calahorra María Félez, no nota esa ausencia que para otros sería impensable en los tiempos que corren. «Cada martes llamo a los clientes para saber qué necesitan para el fin de semana. Y todo está aquí», comenta señalando una libreta llena de apuntes.

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Los clientes que quieren de sus deliciosos helados también lo encuentran. «Querían hacerme un reportaje de 'Hola' y llamaron al Ayuntamiento para poder contactar conmigo. Vino un concejal a la heladería, me lo dijo y lo hicimos. No tengo móvil pero todos me encuentran», asegura.

Para Andrés Sirvent incluso supone una ventaja no tener móvil. «Es todo más organizado, nadie puede cambiar de opinión en el último momento», detalla. Para él son muchos los que son esclavos del móvil. «Salen de casa sin él y tienen que volver a buscarlo porque están perdidos». No lo critica, pero él se siente más libre así.

Incluso le han regalado algún que otro móvil y están en un cajón sin estrenar. «Un día fui a coger uno y no se encendía, no sabía yo que los móviles se 'morían' si no los usabas», dice a carcajadas. Reconoce que no muchos lo entienden. «Alguna 'estrella michelín' ya me ha dicho: ¿pero qué haces en Calahorra y encima sin móvil? Yo soy feliz así», sentencia. En el ámbito personal tampoco se ha visto nunca en la necesidad de utilizarlo. «Cuando hago viajes utilizo el teléfono de los hoteles y cuando paro con el coche siempre encuentro algún sitio desde donde llamar». Y eso que, como lamenta, «cada vez hay menos cabinas de teléfonos, eso es verdad».

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