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PPLL
Sábado, 16 de enero 2016, 00:51
Con un amigo experto en numismática comentamos que hubo un tiempo, allá por los años 40 en los que circulaban monedas de cobre de cinco y diez céntimos, conocidas vulgarmente como perra chica y perra gorda, respectivamente. Se usaban como moneda fraccionaria pero fueron arrinconadas por las de níquel y posteriormente por las 'rubias'. En el caso de las de cobre se dio la peculiaridad de que las monedas eran más valoradas como chatarra de cobre que por su valor crematístico, de forma que los chatarreros las compraban a peso pagando por ellas más dinero que canjeándolas como dinero. Lo que resultaba curioso es que aunque se les llamaba de cobre, en el momento de utilizarlas en la fundición como chatarra de cobre, se desvelaba que estaban fabricadas con una aleación para darles dureza.
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