Espejos en el que mirar el caso del IES Sagasta

Burgos, Pamplona o Granada no dejan de ser espejos en los que mirar lo acontecido en torno al instituto de Logroño, si bien todos ellos superaron un debate de los años 70 y 80 que Ciudadanos quería abrir en La Rioja en pleno 2015. «Es un debate que suena a viejo... el sacar estos edificios de su lugar original está superado, afortunadamente, o al menos aparcado», explica Luis Castellón, presidente de la ANDPIH -asociación constituida ya este siglo y que aglutina más de cincuenta institutos, admitiendo como tope la Guerra Civil- y recién jubilado tras toda una vida dedicada a la docencia en el IES 'Padre Suárez' de Granada. Castellón no dudó un instante en ponerse en contacto con el director del IES Sagasta, Alberto Abad, cuando el planteamiento de la formación naranja fue incluido en los acuerdos de investidura con el PP tanto en el Ayuntamiento de Logroño como en el Parlamento de La Rioja.

De hecho, tanto en el manifiesto de profesores del Sagasta del 2004 -cuando Pedro Sanz anunció que había encargado un estudio de análisis para conocer las posibilidades administrativas del edificio de la Glorieta del Doctor Zubía- como en su actualización del 2015 -con motivo del estudio de traslado por parte de Ciudadanos- se destacaban casos como los de Burgos y Pamplona «al haber sido objeto de tratamientos serios e integrales de restauración y actualización pese a los límites naturales de su carácter urbano y del entorno urbanístico en que se hallan».

«Hubo toda una corriente, sobre todo a partir de la ley Villar Palasí en los 70, que al multiplicar el número de alumnos apostaba por centros más grandes... la excusa, en definitiva, para el traslado de institutos históricos, siempre en edificios nobles y céntricos, a centros supuestamente más funcionales, pero que en ocasiones ocultaban razones más dudosas y oscuras y otros intereses diferentes a los de la comunidad educativa en general», recuerda Castellón, quien desvela que entonces hubo pérdidas.

El viejo profesor, artífice del Museo de Ciencias de IES referencia en Granada, sabe de lo que habla. De hecho, en su querido 'Padre Suárez' se vivió algo similar a lo sucedido en el Sagasta. «A finales de los ochenta, la Junta de Andalucía, que pretendía agrupar varias delegaciones provinciales, fijó sus ojos en el IES, organizándose una lucha desde el claustro, dimisión de la dirección incluida, que hizo recular a la Administración autonómica», asegura.

Algo semejante se registró más recientemente en el IES 'Cabrera Pinto' de San Cristóbal de La Laguna (Tenerife), donde en el 2008 la Asociación Nacional de Institutos Histórico celebró sus entonces segundas jornadas de patrimonio para intentar 'desarticular' la idea lanzada por el Cabildo Insular de ocupar el edificio como sede abocando al traslado a toda la comunidad educativa.

«La tentación sigue ahí... Son edificios muy golosos, y quienes vendieron el caramelo del traslado a unas dependencias más modernas y funcionales en los 60 y en los 70, ahora se arrepienten», añade Guillermo Herrero, exdirector del 'Plaza de la Cruz' de Pamplona y natural de Logroño.

Herrero explica que en Pamplona, entre 1985 y 1987, sin necesidad de abandonar el centro y acometiendo las correspondientes obras durante las vacaciones de verano, el IES surgido de la integración del 'Ximénez de Rada' y el 'Príncipe de Viana' fue remodelado por completo. «En su momento corrió el rumor de que incluso el Gobierno de Navarra lo llegó a barajar como Parlamento, pero no pasó de ahí... el plan director pautado y prolongado en el tiempo para evitar mudanzas fue la solución», sostiene. En la misma línea, Emilio Serrano, docente del IES 'Cardenal López de Mendoza' de Burgos, se pronuncia por las reformas integrales y la continuidad de los institutos históricos como centros educativos. Ante la ruina inminente de las vigas y cubiertas del edificio noble -pues aquí sí que se añadieron nuevas construcciones en los 60 y los 80, «surgieron voces de que costaba menos hacer uno nuevo». «Y es que novios no le faltaban».

Castellón, Herrero y Serrano se han posicionado abiertamente a favor de que el Sagasta siga siendo lo que siempre ha sido, «un instituto», y, tras toda una carrera defendiendo el patrimonio de institutos históricos, creen que el reto ahora en Logroño es evitar el 'expolio' que han sufrido los fondos de estos centros durante los períodos de obras y mudanzas.