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África Azcona
Domingo, 28 de junio 2015, 01:13
En Logroño todos los caminos conducen a Portales. Manifestaciones, procesiones, degustaciones, mercadillos medievales, teatro callejero... más que una calle, es una vía convertida en un escenario que concentra gran parte de la actividad de la ciudad. A base de ir, los logroñeses han hecho suyo un espacio donde, sin embargo, no siempre fue el punto de encuentro que es hoy. Aunque los más jóvenes no lo recuerden y los mayores seguramente lo hayan olvidado, Portales era hasta hace veinte años una calle gris, congestionada y saturada de coches con aparcamientos a ambos lados. Algo impensable ahora.
La calle por antonomasia de Logroño empezó a dar síntomas de 'fatiga' y se empezaron a plantear soluciones que, de paso, permitieran revitalizar el casco antiguo. El Gobierno local, encabezado entonces por el alcalde Manuel Sáinz y con la implicación directa de Salarrullana, decidió seguir la tendencia de las urbes europeas consistente en apostar por que el ciudadano recuperase su espacio vital en zonas históricas. Comenzó así a gestarse la peatonalización, quizás la primera decisión importante en pro del Logroño moderno que disfrutamos hoy en día. Se tomaron como referencia ciudades francesas y alemanas, pero luego, vinieron de fuera (Pamplona) a copiar lo que se había hecho aquí. «Queríamos humanizar Portales, llenarlo de vida y recuperarlo para el disfrute tranquilo, para el paseo, para hacer compras», rememoraba esta semana Manuel Sáinz, quien finalmente no pudo inaugurar las obras. Lo hizo José Luis Bermejo el 15 de septiembre de 1995, en las vísperas de los 'sanmateos'. Los trabajos empezaron diez meses antes, un tiempo que se vivió con gran agitación, sobre todo por la oposición de algunos comerciantes que llegaron a organizarse en turnos para vigilar unas obras que desde el principio vieron con recelo y que en algún momento, como refleja nuestro archivo fotográfico, llegaron a paralizar echando cascotes en los agujeros abiertos para las arquetas del encierro.
Superadas las adversidades, finalmente tuvo lugar la inauguración en un acto multitudinario al que acudieron 5.000 logroñeses. Bermejo instó a todos los logroñeses a disfrutar de la nueva calle y a los emprendedores a instalar negocios. Hubo música de la Agrupación dirigida por el maestro José Luis Alonso, logroñeses vestidos de principios del siglo pasado y no faltaron los Vendimiadores, en aquel año Gemma Bilbao y Francisco José Jiménez.
No se escatimó en el nuevo Portales. Las obras costaron 121 millones de pesetas. Además de la pavimentación, se acometió el saneamiento, el agua potable y la electricidad; la reordenación de los puntos de luz; se plantó árboles y se instaló nuevo mobiliario.
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