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Javier Campos
Viernes, 5 de junio 2015, 22:00
El Ayuntamiento de Logroño ha concedido la licencia para la demolición de Bretón de los Herreros 2, el histórico edificio de la capital de La Rioja que en su día acogiese el denominado 'reloj de Bergerón' en la esquina con la calle Sagasta ... y sobre el que pesa una orden de derribo municipal por ruina económica desde hace más de tres años. La misma, que llegaba vía resolución de Alcaldía con fecha del pasado 27 de mayo, pone como condiciones la preservación de los elementos singulares durante las obras de 'desmontaje' para su reintegración en la nueva construcción.
Así, y según la resolución a la que accedió Diario LA RIOJA, los elementos que deberán ser recuperados son la carpintería de huecos de planta baja, incluida la de acceso al portal (las marquesinas, ventanas escaparates o recercados de madera que incluyen las firmas comerciales y cartelería de época que aún puede verse y que en su día formó parte de los bajos comerciales), los antepechos de rejería de los balcones, y la fábrica y elementos de piedra de las fachadas presentes en la planta baja.
El inmueble, proyectado por el arquitecto municipal Francisco de Luis y Tomás, y promovido y construido por Lucas Ayala en 1877, fue declarado en ruina económica por los tribunales a finales del 2011 a instancias de la anterior propiedad. Una declaración, vía judicial tras la desestimación inicial por parte de la Administración local, no exenta de polémica y que llegaba tras un litigio de tres años y tras varias décadas desocupado.
Ahora, y tras su venta a principios de año a DYMS Rioja S.L., la misma ha venido dando cumplida cuenta de las exigencias municipales: solicitando la correspondiente licencia de obra para demolición y ahora, que ya la tiene, fijando el inicio de la misma para después de San Bernabé. El derribo, que prácticamente deberá hacerse de manera manual, podría prolongarse entre mes y medio y dos meses. Sólo después, y tal como adelantaba la nueva propiedad a Diario LA RIOJA, se pondrán con el proyecto de construcción, si bien los futuros usos siguen sin determinar.
«Estamos viendo las posibilidades y su viabilidad, aunque nuestra intención es tenerlo decidido para cuando esté concluido el derribo», explican fuentes de DYMS a este periódico. «Lo que sí que tenemos claro es que a continuación nos pondremos con los trámites para recuperar la histórica esquina», añaden.
El inmueble en cuestión está calificado de orden IVa por su interés arquitectónico e histórico, por lo que la intervención prevista deberá tener en cuenta las 'Ordenanzas del Centro Histórico y de otros edificios de interés en el suelo urbano' y, en concreto, para el derribo total o parcial, las determinaciones del artículo 3.5.6 'Edificios situados en áreas o tramos de interés (IV)' de las Normas Urbanísticas del PGM de Logroño relativa a las obras de desmontaje de fachada y elementos singulares.
Resistencia
El edificio, según el proyecto de derribo al que ha tenido acceso este diario, se halla apuntalado a tramos en la actualidad, «y concurren circunstancias objetivas como el estado de conservación, habitabilidad, estructura y condiciones higiénico-sanitarias que hacen inviable su recuperación como así se reconoce por el Ayuntamiento con el expediente de ruina incoado con fecha límite de abril del 2015». Así, «el vaciado del edificio manteniendo las fachadas como tal -según consta en la solicitud- no es viable técnicamente», entendiendo la propiedad que «queda suficientemente justificada la demolición y posterior reconstrucción del edificio con la incorporación de todos los elementos de interés en la futura 'recreación'».
Mención aparte merece la carpintería de los huecos de planta baja, con las singulares 'ventanas escaparates' alusivas a los negocios que en su día se ubicaban en la esquina del Bergerón. «Se hallan en un deiciente estado de conservación y a la hora de desmontarlas dudamos mucho que resistan tal operación», se cita en el proyecto. «Están muy degradadas y muestran en su parte inferior un grado muy elevado de putrefacción», detallan a la vez que recuerdan que fueron colocadas posteriormente a la fachada de sillería y son, por lo tanto, un añadido 'postizo' decorativo «que sería lógico eliminar para recuperar el estado original del edificio».
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