El Arca de Noé municipal

Julio, con 14, y septiembre, con 15, fueron los meses con mayor número de incineraciones, una salida a la que se llega «como última medida, cuando transcurridos entre 10 y 15 días y a veces más, el dueño no lo reclama o la Protectora de Animales no se lo lleva», señala.

La obligación de implantar un microchip está permitiendo localizar a un número creciente de canes perdidos (25% recuperados), pero también identificar al responsable del abandono, lo que en la práctica se ha traducido en un menor número de animales desamparados. No obstante, el número todavía sigue siendo significativo como refleja el censo del Centro de Acogida de Logroño, donde a fecha de ayer, permanecían 37 perros y 4 gatos.

La adopción se ha convertido en una opción cada vez más recurrente. Su precio resulta mucho más económico que el de compra y además se entregan con un control sanitario. Para acogerse a esta opción, como explica Ruiz Tutor, el único gasto que hay que hacer, de unos 50 euros, es pagar el microchip y la vacuna contra la rabia, que es obligatoria.

En el centro municipal se están entregando por este sistema una media de cinco ejemplares al mes, con un récord de trece el pasado abril. «El adoptante suele ser una persona sensible con los animales y que normalmente ha tenido antes alguno, y rara vez se busca perros de raza, quizás sí se mira el tamaño cuando su hogar va a ser un piso».

En las instalaciones municipales se acogen en su mayoría perros y gatos, aunque llegan animales de todo tipo.

Zorros y gallinas

En el último año se acogieron 228 perros y 11 gatos, pero también se entregaron dos gallinas, tres aves, dos ovejas, dos cigüeñas, una ardilla y un zorro.

En la mayoría de los casos los encontró la policía muertos en atropellos, según Ruiz Tutor, quien también detalla que durante el 2014 se recibieron cerca de mil animales menos que en el 2013, lo que se explica por el cambio de normativa que llevó impedir la acogida de animales procedentes de otros municipios, que suponían entre el 78 y el 80% del total.

«Había un servicio que los recogía gratis, que llegaba, incluso, a comunidades limítrofes, pero terminó por fomentar la irresponsabilidad entre quienes vieron una forma fácil de desembarazarse de ellos cuando se han cansado. Ahora es un servicio que gestiona la propia Comunidad».