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DIEGO MARÍN A.
Miércoles, 8 de octubre 2014, 23:41
Desde el pasado lunes se están talando árboles en Logroño. La mayoría son chopos de los parques del Ebro y del Iregua y su retirada corresponde a una labor de prevención. En la ribera del Ebro se han retirado dos chopos, uno en mal estado y otro seco, ambos con riesgo de caída. En el parque del Iregua son, al menos, media docena los árboles talados o podados intensamente. «Son ejemplares viejos que entran en estado de regresión, les atacan las enfermedades, fundamentalmente hongos, y se eliminan para disminuir el riesgo de desprendimientos parciales o desplomes más o menos totales», explica Jesús Ruiz Tutor, concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Logroño.
En la zona verde privada de la manzana comprendida entre las calles Obispo Rubio Montiel y Obispo Blanco Nájera y la avenida de Lobete fueron talados ayer tres voluminosos chopos más. En este caso el motivo es que sus raíces estaban dañando tuberías y la comunidad de vecinos ha actuado de forma particular, con permiso de Urbanismo. «Al ser una zona privada, y al no estar catalogados como árboles singulares, ahí no tenemos margen de prohibición», advierte el concejal logroñés de Medio Ambiente.
Jesús Ruiz Tutor explica que las labores emprendidas esta semana entran dentro de «la gestión normal del arbolado de la ciudad», donde se estima que hay 44.000 unidades. Cada año se retiran cientos de árboles, además de los que se caen accidentalmente, y a cambio se reponen otros tantos. El pasado año 2013 se plantaron 500 árboles, uno de los que menos porque en el 2012 fueron 601 y en el 2011, 707.
Durante el temporal vivido el pasado domingo 14 de septiembre hubo cinco actuaciones de urgencia por la caída de ramas y árboles. Seguramente por esa misma incidencia, dos días después, cayó una gran rama en la glorieta del Doctor Zubía, hecho que Ruiz Tutor consideró un «incidente anecdótico». Y es que en esta legislatura el Ayuntamiento de Logroño aprobó una normativa para el mantenimiento del arbolado y zonas verdes que procura inspecciones periódicas para detectar posibles riesgos a atajar con poda o tala.
El parque del Iregua, especialmente poblado de árboles, es una zona sensible a las condiciones meteorológicas. Cada vez que sopla fuerte el viento caen algunas ramas, incluso algún árbol también. Allí se realizan podas preventivas pero esta semana se han talado al menos cuatro chopos y un sauce. «Son seres vivos que 'se jubilan' y ya no tienen capacidad, se debilitan», ejemplifica Ruiz Tutor. Lo que se ha detectado en algunos chopos de la ribera del Iregua es que están afectados por hongos y polillas. En el segundo caso, los pájaros también contribuyen al deterioro porque debilitan la madera al picotear las ramas para comer los gusanos que allí se alojan.
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