Un sistema de telegestión reduce el gasto energético de los polideportivos de Logroño un 30%

El avance ya en marcha consiste en la recogida de datos a través unos dispositivos (sondas) y equipos instalados en lugares estratégicos de los polideportivos que, posteriormente, se centralizan en un servidor que los plasma en una serie de gráficos. En tan sólo un clic y desde una pantalla convencional los técnicos municipales comprueban en detalle (por hora, meses, años...) los gastos de gas, agua y luz, el más costoso.

Los consumos se pueden ver en tiempo real, pero también los costes económicos correspondientes. Con todos estos datos se puede determinar si el gasto es el normal y, si no es así, poder intervenir para comprobar qué es lo que está pasando, explica Juan Luis Ortega, director de la Oficina técnica y eficiencia energética de Logroño Deporte.

De esta forma, se puede actuar al instante y no como hasta ahora con la tecnología tradicional que obligaba a esperar a recibir la factura para comprobar si había habido un desvío de consumos. Era una tiempo que perdíamos; muchas veces hasta que subsanabas la avería, ya habían pasado dos o tres meses.

Las medidas emprendidas por el Ayuntamiento, con resultados positivos de ahorro desde enero, han puesto al descubierto más de un desfase y han deparado más de una sorpresa como la que supuso descubrir que algunas instalaciones deportivas mantenían la luz encendida por la noche, simplemente porque las máquinas no hacían bien el apagado o no se quedaban correctamente desconectadas. Esto, una noche entera, es un dineral, señala el técnico municipal.

Polideportivos escolares de los años 80

Desde la central que Logroño Deporte tiene en Lobete se gestiona el consumo energético de los 32 polideportivos que dependen del Ayuntamiento, incluidos los escolares. De las grandes instalaciones, Las Norias es la más antigua y entre los espacios deportivos de los colegios hay varios de los años 80, lo que dificulta aplicar determinadas actuaciones. Nosotros no podemos actuar en las estructuras. Ocurre como en las casas: si se escapa el calor por la pared, no se puede hacer nada aunque pongas la mejor máquina... Llega un momento en el que ya no se puede hacer más, lo único mantenerlos, razona Juan Luis Ortega.