MARÍA JOSÉ LUMBRERAS
Lunes, 6 de marzo 2023, 01:00
Cientos de personas de distintas edades, ocupaciones, procedencias... comparten su tiempo libre ensayando desde hace meses las marchas de la Semana Santa logroñesa. Entre semana o en fiesta. De día o anochecido. Con cielo despejado o nevando. Estos días, Diario LA RIOJA ha visitado los ... ensayos de la Cofradía de la Flagelación, en plenos preparativos para su concierto de este fin de semana en Zaragoza, y los de la Cofradía de las Siete Palabras y el Silencio, la de Escolapios, con sus tres conjuntos, su banda, la banda del paso y la de trompetas, ya con prácticamente todo listo para las fechas que se aproximan.
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«Somos menos los maduros. Tenemos muchos chavales», cuenta Gerardo Huezo, responsable de las formaciones musicales escolapias. Ellos cuentan con la cantera del colegio. Cuesta más encontrar relevo para transportar el paso que procesionan, aunque Huezo lo tiene claro: «Estamos aquí para el paso, nosotros somos de 'atrezzo'». Ayer se reunía el centenar largo de personas que se reparten entre los tres grupos en el polígono Cantabria de la capital. Los que son nuevos de este año fueron antes. Vienen a practicar hora y media más a la semana que los veteranos. Y, así, desde octubre, que comenzaron los preparativos. «Es un sentimiento», pero sin duda, el buen ambiente ayuda.
Los integrantes de la banda de La Flagelación también se reunían esta semana en un polígono, La Portalada, por mal tiempo. Si no, van al ferial. Son, en total, sesenta y una personas; quince, nuevas incorporaciones. En este caso era lunes, después de un día de nevusquear. Y allí estaban Allende, Miguel, Diego y Jorge, de 11 y 12 años. Jaime, de 14, casi un veterano porque empezó con 9. El grupo ensaya desde septiembre. Al principio, la percusión por un lado y el viento por otro. En enero se juntaron todos, cuenta Adrián Clavijo, uno de sus responsables. Este sábado tienen concierto en Santa Teresita y, el siguiente, Certamen Nacional de Bandas. No son las únicas. Otras seis cofradías tienen a su gente practicando para que, en abril, todo salga bien.
Teresa Silva, Sara de Ayala y Andrea Ilarraza son jóvenes de veintitantos que, después de tomar algo, las primeras y, de salir de trabajar, la última, se van a ensayar un lunes por la noche con un frío que pela y amenaza de nieve. Sara, que además practica deporte, opina que, «si quieres, hay tiempo para todo». Teresa, que ya con ocho o nueve años quería tocar, terminó convenciendo a su madre y acabó sumando a la cofradía a toda su familia. El tío de Sara fue el primero en entrar, luego fue su padre y por fin ella. Andrea, que ya tenía cierta inclinación, o sea, que ya le gustaba, se ha sumado este año, convencida por Sara. Y también Ibai Roldán, de 17 años, que afronta su primera Semana Santa en la banda porque es «lo que llevaba queriendo toda la vida».
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