Volver a empezar

«Creo que no hemos sido del todo nosotros, sobre todo en lo que estábamos haciendo en los últimos partidos y por ahí va mi preocupación». Primera reflexión de Sergio Rodríguez a la conclusión del partido sabatino. Y primer reto. La UD Logroñés distó de ser ese equipo que había sumado nueve puntos en los cinco partidos más recientes. Distó tanto que incluso se aproximó a ese otro bloque apático, sin ideas claras, sin garra y sin muchos conceptos básicos que son incuestionables en la categoría. Si no los pones en práctica, pierdes. Ese es el verdadero peligro que deja este compromiso.

Así, el primer objetivo es recuperarse del varapalo antes de viajar a Castalia, donde espera un adversario que pelea por idéntico objetivo. Ganar para olvidar, ganar para iniciar un nuevo ciclo que sea el definitivo. «Somos profesionales de esto y todos sabíamos que iba a ser un año complicado, si no somos capaces de levantarnos ante este tipo de situaciones no estaríamos hechos para esto. Tenemos que recuperar nuestra competitividad para Castellón», explicaba Rodríguez.

El técnico desvela otro punto desequilibrante. La UD Logroñés no supo competir ante el Cartagena. Bien porque no tuvo un buen día, bien porque no entendió la importancia del partido o bien porque pensó que la necesidad del adversario le llevaría a cometer antes un error defensivo que un acierto ofensivo. El razonamiento queda en segundo plano. Prima el marcador. El Cartagena fue superior en posesión, pero sobre todo en intención. Pudo marcar antes de irse al descanso y a su regreso. Y además, con ocasiones claras. La UD Logroñés, sin embargo, ofertó un fútbol plano, carente de ambición, propio de un enfrentamiento en el que no había nada en juego. Solo cuando Elady marcó cumplida la hora de juego varió su actitud. El primer disparo que se puede calificar de peligroso llegó en el minuto 88, con Paulino, muy por debajo de su reciente nivel, como protagonista. Y no fue entre los tres palos, aunque en esos momentos sí que ofertó una versión muy diferente el once riojano. Fue ambicioso y dio sensación de peligro. Un disparo alto de Ousama, un barullo no resuelto por Leo Ruiz al borde del área pequeña, un remate de cabeza de Álex Pérez en inmejorable situación que no fue tal, sino que tocó el cuero con el hombro, y un intento de remate de Bobadilla, pleno de fe, después de que Marc Martínez se complicará la existencia incomprensiblemente. Todo ello en los últimos segundos del compromiso. Hasta el gol encajado, nada; y desde el gol, poco.

La plantilla regresa esta mañana a los entrenamientos después de descansar ayer y volverá a disfrutar de un día de asueto mañana. El miércoles empieza el partido de Castalia, con un margen de error menor.