Sin bar, pero con VAR

Después de que primero Gorka y después, de manera más 'acertada', Bobadilla le demostraran a Santamaría que el más letal es el fuego amigo, el protagonista del encuentro fue el VAR. Primero fue el que convirtió en roja la tarjeta amarilla que el árbitro había mostrado a Grippo y luego anuló, desde Las Rozas, el gol de Arribas.

La UDL salió viva del primer tiempo gracias al VAR y emergió en el inicio del segundo gracias a Leo Ruiz, que se reivindicó como delantero al aprovechar las dos primeras y casi únicas ocasiones en las que tocó el balón. En el primero se la había dejado Enrique Clemente (el jugador que, junto al colombiano, había recibido la orden, en el descanso, de revolucionar el partido) y en la segunda, el cuero le llegó de Roni.

Pero aún con diez (¡desde el minuto 8!), el Oviedo era letal, y Obeng hizo el empate en un nuevo despiste de una defensa que, ni con mucho, mantuvo la solvencia de otras tardes.

Y es que la Unión Deportiva Logroñés distó mucho de la de otras jornadas. Los blanquirrojos fueron débiles en defensa y certeros en ataque, justo lo contrario de lo que venía siendo habitual. El tercer gol riojano, obra de Roni, sólo vino a confirmarlo. Era la cuarta ocasión en la que la UDL tiró a puerta y marcó el tercer gol (Bogusz había forzado la estirada del cancerbero carbayón minutos antes). Pero eso también vale.

Juande Ramos ascendió al CDL sin importarle la defensa. Su filosofía era marcar un gol más que su rival... y puso al Logroñés en Primera.