Sergio Rodríguez, 150 partidos que celebrar

Sergio Rodríguez comenzó interpretando ese papel accidental de entrenador interino que muchos técnicos de las categorías inferiores asumen en su carrera. Cuando entrenaba al juvenil de la UDL, tomó la alternativa en el primer equipo tras la salida de Carlos Pouso en noviembre de 2016. Se estrenó en Valdebebas goleando al Real Madrid Castilla (0-4) y empató una semana después ante la Real Sociedad B en Las Gaunas. Grandes resultados, pero su misión era la de servir de puente a la llegada de Rafa Berges.

Su efímero estreno no quedaría como una anécdota, y en esa misma temporada fue reclamado para enderezar las últimas jornadas de un equipo a la deriva y a un punto del descenso a Tercera. Sergio Rodríguez renovó el aire de una UD Logroñés que pasó de la 15ª posición a la 6ª a final de temporada después de sumar 21 puntos de los últimos 24 en juego en una memorable escalada.

La UD Logroñés dejó de mirar fuera para fijarse en lo que ya tenía, con ese aura de entrenador de la casa que ha acompañado desde entonces a Sergio Rodríguez, conocedor e implicado más allá de las labores propias de un técnico del primer equipo. Su primera temporada al completo, la 2017/18, resultó la más discreta, lejos siempre del 'play off', navegando en esa zona media de los continuos aspirantes que no llegan a favoritos. Acabó séptimo, su peor registro en Segunda B, pero el club apostó por su continuidad, olvidando experimentos pasados en una decisión que resultó fundamental para que la UD Logroñés cimentase su futuro ascenso.

El primer 'play off' de Sergio Rodríguez fue en la siguiente campaña, donde acabó segundo, un curso en el que vivió su momento más complicado, al menos hasta la crisis de la actual temporada. Un mal inicio dejó a la UD Logroñés en las últimas posiciones, sin ganar en cinco jornadas y con una recordada y fatídica derrota en La Planilla que dejó al técnico en el alambre. Parecía llegar su final. Pero su figura estaba suficientemente respaldada por la directiva y Sergio Rodríguez dio un importante giro de timón a su estilo y a su apuesta por algunos jugadores, como el recién llegado desde el filial Bobadilla. Salió a flote y alcanzó la añorada fase de ascenso, donde el Hércules puso tope a sus aspiraciones.

Pese a otro bache inicial, la temporada pasada se comenzó a sentir como la más especial de la historia del club. Por primera vez, la UD Logroñés era dominadora, un líder indiscutible que supo poner el broche tras la suspensión de la Liga. En julio, el conjunto blanquirrojo ascendía en la final de campeones superando al Castellón en la tanda de penaltis. Sergio Rodríguez completaba su obra.

Aquella noche malagueña cerraba el primer libro, pero la saga continuaría en Segunda División. De cabeza de ratón, la UD Logroñés pasó a cola de león, si bien el cambio de rol no ha resultado chocante en el primer año de su historia en el que se hablaba de la permanencia como objetivo. Un nuevo reto para club y entrenador, cumplido hasta la fecha en un año marcado por esa racha victoriosa de otoño y por la crisis del comienzo de la segunda vuelta, el momento en el que Sergio Rodríguez ha estado más cuestionado, con un pie fuera.

Por el camino, 149 encuentros ligueros para Sergio Rodríguez, con un balance numérico positivo, sumando 260 puntos en 73 victorias (casi la mitad), 41 empates y 35 derrotas. Este sábado llegará a la cifra redonda de 150, aspirando a adornarla con 3 puntos más en su casillero histórico.