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«El prestigio es importante y no se me pasa por la cabeza que Las Palmas venga a Logroño a pasearse». Aviso a navegantes de Sergio Rodríguez, aunque la diferencia de este con los muchos anteriores es que es el último. Ya no hay margen ... de error a partir de la última hora del domingo. O la UD Logroñés sigue en Segunda o desciende. Son los dos únicos caminos y van unidos. Dramático, pero real.
El técnico admite que intenta completar la última semana oficial de la Liga con la mayor «normalidad posible», más allá de la exigencia del compromiso. Así, al hablar de su vestuario asegura que hay «automotivación» y que está «concentrado en el partido». Esa es su estrategia, centrarse en lo que está en su manos sin olvidar que lo que pase en otros campos les puede «afectar», aunque lo primero sigue siendo «ganar» a Las Palmas.
«Lo único que nos vale es ganar el partido. El rival nos pondrá las cosas difíciles. La premura de ganar nos hará arriesgar más, pero debemos ser inteligentes», advierte al analizar el enfoque que se debe dar a este compromiso. No solo en la actitud, sino también en el dibujo, máxime después de la mejoría que experimentó el equipo en el último compromiso al alinear a dos puntas. «No todo lo ofensivo tiene que ver con jugar con dos delanteros. Es una de las opciones que se puede dar en un momento del partido. Está claro que debemos tener presencia arriba», señala.
RIVAL
DIBUJO
Como patrón del barco, Rodríguez asegura estar «tranquilo», uno de sus rasgos más personales, si bien señala que siente «gusanillos en el estómago». «Intento estar tranquilo porque soy el que debe transmitir al equipo. Es un partido vital», señala y se acuerda de otro encuentro decisivo como el jugado el último 18 de julio, aunque el objetivo era muy diferente. «Hace un año nos enfrentamos a un partido de esa índole. Vamos creciendo, pero si nos despistamos mirando a los demás no vamos a hacer lo que nos es necesario en todo los aspectos, deportivo, táctico y emocional. Ambos encuentros son muy parecidos, pero en este no dependemos de nosotros. El objetivo es el mismo, estar en Segunda. Un éxito», compara.
Esa tranquilidad es uno de los pilares en la preparación de cada encuentro. Ya saben, equilibrados en la victoria y en la derrota. Se reafirma en que un partido «pasa por fases y es largo», y cita como ejemplo el vivido ante el Fuenlabrada, que tampoco se jugaba nada. El objetivo es ganar, pero un encuentro dura noventa y pico minutos y es ahí donde se gana, al final. «No se gana en el minuto dos», insiste, al tiempo que recuerda la importancia de la plantilla, del once inicial y del banquillo. Le gusta pensar en cada reto con dieciséis jugadores en acción.
SENSACIONES
EL CLUB
Alude desde el principio Rodríguez al prestigio para fijar las intenciones de Las Palmas. «El prestigio es muy importante. Tiene mucho talento ofensivo, de las mejores plantillas en este sentido», insiste. Así, este domingo es un día único, para lo bueno y para lo malo. Un día para prestigiar al club o seguir circulando por una carretera recta, larga, plana y monótona. El primer equipo se juega la permanencia en Segunda y el filial, el ascenso a la nueva Segunda RFEF. Un domingo inolvidable. Para bien y para mal. «A ver si es un día redondo para todos. Hemos trabajado mucho en un año largo, difícil, duro. Somos debutantes», concluye.
La UD Logroñés completa este sábado el último entrenamiento oficial de la temporada. A partir del lunes todo será diferente. Al compromiso de mañana le sobran alicientes para los riojanos, que ya saben con qué jugadores podrán contar. De momento, Iago López y Gorka Pérez se pierden el compromiso por lesión.
La buena noticia es que Sergio Rodríguez recupera el juego de Iñaki Sáenz, de Andy Rodríguez y de Paulino de la Fuente. Los dos primeros son argumentos principales en la pelea por la permanencia, como lo fueron por el ascenso. En el caso del cántabro, necesita recuperar su mejor versión, la del futbolista desequilibrante y no la del jugador enfadado al que no le salen las cosas en un momento dado.
Rodríguez planifica un partido largo y de dieciséis jugadores, por lo que todos ellos deben vivir en estado de alerta. Lo único que no desea el entrenador es vivir contratiempos en la última sesión de la temporada.
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