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El Espanyol ya vuelve a ser equipo de Primera División. Durante toda la temporada, de hecho, daba la sensación de que era mucho más de ... la máxima categoría del fútbol español que unos cuantos de los que todavía siguen peleando por ser rivales del conjunto catalán la próxima campaña. La UD Logroñés será recordada con cariño dentro de esta agradable página de la historia perica. Uno de los goles más bonitos de este año de retorno se lo hizo Raúl de Tomás a los riojanos con un lanzamiento magistral. Y uno de los partidos más cómodos que han vivido estos meses los de Vicente Moreno fue el de la segunda vuelta en el RCDE Stadium (4-0).
¡Qué satisfacción tener los deberes hechos con tanto margen! Eso de cumplir con los objetivos con cuatro jornadas todavía por delante da muchísima tranquilidad y permite contar hasta con un espacio muy interesante para comenzar a planificar la campaña siguiente.
No es esa precisamente la realidad de la UD Logroñés. Al conjunto blanquirrojo le queda sufrir todavía, y mucho. Y mira que podían ser bien diferentes las cosas ahora mismo si estas dos últimas semanas hubieran sido distintas a como se han dado. Derrota ante el Cartagena y empate ante el Castellón. Cambien estos dos partidos por dos triunfos y el resultado sería la permanencia prácticamente en el bolsillo del equipo riojano. Un triunfo o un par de empates en cinco jornadas hubieran bastado para comenzar a pensar en una nueva temporada en Segunda y con los aficionados riojanos animando a su equipo en Las Gaunas.
Pero esa realidad no existe para la UD Logroñés. Ese color azul celeste no se pinta ya en Logroño. El futuro de los de Sergio Rodríguez se torna cada vez más peligrosamente hacia unos tonos oscuros, como la tarde de este domingo, marrones tirando a un color negro descenso, muy alejados del verde esperanza que le gustaría atisbar a la hinchada blanquirroja.
La luz se apaga y la hoguera cada vez da menos calor. Y eso que esta jornada no ha sido especialmente contraria a los intereses logroñeses. Pero la UDL está en una situación en la que, como espere ayuda de sus oponentes, se va a quedar compuesta y descendida. El problema de los de Rodríguez es que sus regalos sí que refuerzan a sus rivales y castigan los intereses riojanos sin remisión.
Que se lo digan a Santamaría. En el gol de Arnau Martínez, cuando apenas se llevaban 14 minutos de juego y en una falta alta en la que las marcas debían estar ajustadas, Unai Medina no midió la altura de un centro que le pasó por encima y Álex Pérez sirvió de habilitador para que el jugador gerundense cabeceara a placer, solo, de frente y en carrera, ante el entregado portero local. Un fallo, un gol.
Después, en un córner. Otra vez a balón parado. Stuani, un ariete de los más letales de Segunda, remata libre y sin oposición en el corazón del área, con un Iñaki que pierde la marca. Dos de dos. No podía dar la UD Logroñés más facilidades. Al Girona y a todos los que luchan por no caer al pozo. O sí. Porque llegó el penalti de Bobadilla a Stuani, y el cuarto de Juanpe sin resistencia.
Cuando se permite tanto y se genera tan poco, nada se puede esperar salvo la peor de las condenas. Y, o mucho cambian las cosas de repente, o la UD Logroñes tiene muy complicada la expiación.
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