La UD Logroñés se reordena a tiempo

La UD Logroñés creció desde la portería. Por acierto de Roberto Santamaría y por una dosis de fortuna. No dejaba su portería a cero desde la trigésimo quinta jornada de Liga, cuando logró un insípido empate en Castellón, pero unía esta virtud a la de ganar, lo que no ocurría desde el 11 de abril, día en el que superó al Mirandés en Anduva por 0-1 con un gol de Lander Olaetxea. Aquel triunfo, sumado al obtenido días antes sobre el Tenerife, hicieron pensar que la UDL regresaba al buen camino, pero la inesperada derrota ante el Cartagena le expulsó de esa senda.

Más allá de la portería, Sergio Rodríguez introdujo otras modificaciones. Una de las más importantes fue la de retrasar a Iñaki Sáenz al lateral izquierdo después de varios encuentros moviéndose desde el centro del campo. El calagurritano centró en la primera y segunda mitad, aunque su compromiso se resume en el balón que sirvió a Andy para que marcase el único tanto del encuentro.

Es verdad que el capitán blanquirrojo ha anotado más goles arrancando desde la medular que desde el lateral, pero posiblemente sea más letal clasificado como lateral. Necesita metros para correr, necesita sorprender para generar algo. Y eso lo logra llegando desde más atrás. Sobre todo si el futbolista que se mueve por delante de él, caso de Pacheco el otro día, busca los medios para generar aún más espacios.

Tercera alteración. Esta vez, la irrupción de Jaime Sierra sirvió para liberar, aunque no del todo, a Andy Rodríguez. Además, esa liberación se apoyó también en la presencia de dos puntas sobre el césped desde el minuto 55, con Roni y Leo Ruiz, algo que no se visualizaba desde hacía muchos encuentros. El cafetero no jugaba desde el 16 de marzo, contra el Zaragoza; el asturiano, desde el 18 de abril. La presencia de más jugadores cerca del área madrileña, de mayor posesión y de mayor ambición porque el tiempo corría en contra derivó en el paso adelante del granadino. Y si algo tienen este e Iñaki es el conocimiento mutuo.

Desde el momento en el que el calagurritano se asomó al balcón del área, el andaluz sabía qué debía hacer, y viceversa, desde el momento en el que Andy pisaba área con mayor facilidad, el capitán sabía que podía buscarle. La UD Logroñés acabó el partido con un 57% de posesión, la misma que en la primera mitad, pero con la salvedad de que en el segundo periodo esa posesión estuvo presidida por una mayor sensación de ofensividad.