La UD Logroñés apela al egoísmo

Puede haber afecto y respeto entre ambos clubes, pero también egoísmo. Los dos quieren y necesitan ganar esta tarde. Los castellonenses, para mantener el ritmo actual de puntuación, con diez positivos logrados sobre los quince últimos; los riojanos, para recuperar la serie de tres empates y dos victorias que le aupó en la tabla y confirmar que la derrota ante el Cartagena solo fue un mal día. Acabar hoy con 43 puntos significará dar un enorme paso hacia la salvación.

«A nadie se le escapa lo que hay en juego, que nos estamos jugando la temporada en estos partidos», decía el viernes Sergio Rodríguez. De momento, ya es un éxito llegar a esta jornada fuera del descenso y con una renta de dos puntos sobre él. Ahora bien, los 40 puntos logrados hasta la fecha no servirán de nada si no se logra alcanzar la meta fijada, que no es otra que seguir en la categoría. Y si sirve para algo, será para hablar con nostalgia de lo que pudo haber sido y no fue.

Así, el horizonte que establece Castalia se traduce en victoria. De nada sirve abundar en la última derrota. Nada cambiará el resultado. Lo más importante de ese traspié es la enseñanza que queda. Y ésta dice que hace ocho días la UD Logroñés no compitió como debía. Dejó en el cajón del olvido las virtudes que le habían llevado a enlazar nueve puntos y rescató todo aquello que le hizo perder durante muchas semanas la renta adquirida en noviembre del pasado año. Ahora bien, obsesionarse no es el camino. A la UD Logroñés le faltaron ideas ante el Cartagena. No había mentes limpias y ese es un error que Sergio Rodríguez no quiere ver de nuevo entre sus hombres, aunque sea desde la grada, ya que no estará a pie de campo por sanción. «Pensar demasiado en lo que puede suponer a veces puede perjudicar. Hay que centrarse en el trabajo, darle la mayor normalidad posible. Sabemos de la trascendencia del partido, pero no podemos estar todo el día dándole vueltas a ello», decía.

Normalidad. Una de las claves. Cuando el fútbol fluye con naturalidad es más limpio, más claro, más intencionado. Que el técnico esté en la grada no es normal, como tampoco la sanción de dos partidos a Lander Olaetxea, pero el árbol en primer plano no debe impedir ver el bosque. Y ese bosque lo forman once blanquirrojos. Olaetxea es hombre de confianza, pero Roni puede jugar desde inicio y fijar un dibujo con dos puntas o puede hacerlo Bogusz, más retrasado que Nano Mesa. Seguramente, hay más variantes, si bien éstas parecen las más lógicas.

Y la lógica dice también que Damián Petcoff suplirá al sancionado Jaime Sierra en el círculo central si se miran los últimos movimientos en las formaciones. Jon Errasti ya está en condiciones de jugar y su experiencia en una virtud, pero no compite desde el 21 de febrero.

Los dos sancionados y Enrique Clemente son las únicas ausencias para este compromiso. La expedición viajó ayer hasta Castellón. Las novedades parecen claras, aunque Rodríguez siempre guarda un as en la manga. En los últimos encuentros se ha confirmado la continuidad de Iñaki Sáenz en la medular, aunque no es su puesto. No es descartable que Dani Pacheco sea titular, incluso jugando por dentro. Queda a criterio del preparador, que sabe que el partido de esta tarde no es de nombres, sino de cifras y, en este caso, de resultados.

Y lo mismo piensa Juan Carlos Garrido, técnico del Castellón. El valenciano está curtido en muchas batallas y desde su presencia en el banquillo ha cambiado la inercia, sobre todo en los últimos compromisos. Suma quince puntos en otros tantos duelos, pero sobre todo ha sacado a su equipo de la zona de descenso, le ha dado oxígeno y, sobre todo, le ha invitado a soñar.