Individualidades frente a colectivo

Va cogiendo ritmo de competición, si bien en la primera mitad sufrió mucho con Nahuel. Con el paso de los minutos creció, incluso en ataque.

Partido complicado porque tuvo que pelearse con Obeng durante muchos minutos. Cumplió.

Jugó únicamente la primera mitad y debió ser un calvario para él después de marcar en propia puerta a los cuatro minutos.

No tuvo el protagonismo de otros partidos, pero siempre está ahí para poner un balón de gol, como en la primera mitad, a Roni. Un seguro.

Apenas media hora sobre el césped. Más allá de los minutos, superado por sus adversarios y con el balón su movimiento fue o en paralelo o defensivo.

Le faltó sitio durante todo el primer periodo. En el segundo, mientras estuvo en el campo, se contagió del equipo y se le vio más suelto.

Mucho movimiento y cambio de banda, pero sin generar peligro ni por fuera ni por dentro. Y jugando demasiado de espaldas a la portería rival.

Es raro que lo haga mal, juegue donde juegue, porque a lo largo del partido transita por diferentes posiciones. Tiene criterio en todas y cada una de ellas.

Como Paulino, muy bullicioso y buscando continuamente la movilidad, pero sin apenas entrar en juego con el balón y mucho menos por su carril.

Gran partido. Trabaja siempre, pero además ofrece cosas diferentes, como por ejemplo la caída a banda y la generosidad en el pase. Además, marcó.

Podrá jugar más tranquilo tras su doblete. Esta vez sí fue el delantero oportunista que necesita todo el equipo. Más por acciones individuales que colectivas.

Tuvo fortuna y el equipo lo aprovechó, pues participó directamente en el primer y tercer gol.

Debut con la camiseta blanquirroja y buen debut. Busca el balón, manda, es vertical y si se acerca al área dispara. Pudo marcar. Contagia a sus compañeros.

Formó parte de la revolución, pero cuando defiende es peligroso porque genera ocasiones para el rival.

Once minutos de trabajo defensivo y ayudas.