Fútbol en terreno de nadie

En el primer gol no está acertado en su salida y ese tanto define el devenir del compromiso. Acabó con un fuerte golpe en el costado.

En el primer gol está muy abierto y en el tercero, que ya es menos determinante, tampoco está en su sitio. No anda fino en las últimas jornadas.

No llegó a la ayuda en el primer gol y tampoco encima en exceso a Sabin en el tercer gol. En la tónica de sus compañeros.

Volvía al once inicial después de un tiempo y no estuvo nada afortunado en el primer gol, porque está fuera de sitio en un balón largo. Se retiró en el descanso lesionado en su hombro izquierdo.

Sigue en el lateral izquierdo, pero sufre en defensa y no aporta en ataque porque le cuesta moverse con la pierna izquierda. Se retiró lesionado, posiblemente con un percance muscular. Puede haber dicho adiós a la temporada.

Le cuesta mucho seguir el ritmo del centro del campo de los rivales. No se ajustó bien con Andy en los primeros minutos. Luego mejoraron ambos. Apenas tiene balón y cuando lo recupera le cuesta mantenerlo y crear. Una acción destacable en la primera mitad, que concluyó en un disparo de Olaetxea.

Muy ausente. Sin balón se ciñe a trabajar defensivamente y en esa parcela no oferta un juego vistoso. El equipo no llega al área rival y él tampoco lo consigue. Es una de las claves que explican el poco fútbol ofensivo del equipo.

Suma ya varios partidos lejos del nivel que le llevó a ser dueño de la banda derecha en el centro del campo. Otro jugador que necesita balón para generar algo. Sin él desaparece. Ya no hay profundidad por banda derecha.

Desde que superó su lesión juega en el centro del campo. Este domingo se retiró en el descenso, pero da la sensación de sentirse enjaulado en tan pocos metros. El equipo echa de menos su ofensividad y desborde.

Volvía al once tras cumplir sanción. Trabajo habitual en él y opción de marcar, sin éxito.

No remató entre los tres palos. Un disparo interceptado y nada más. La UD Logroñés necesita goles.

Le gana la partida Miguel en el rechace de Santamaría que supone el segundo gol.

Pelea, generosidad, pero en un equipo sin balón para que pueda, al menos, correr al espacio o con él.

Movilidad, pero sin romper el orden del adversario. Le cuesta bajar a defender.

Debe andar desconcertado. Ahora juega después de mucho tiempo sin haberlo hecho. Pide el balón.

Salió con el partido sentenciado. Aguantar el tipo y poco más.