Pablo Bobadilla jugó el pasado miércoles su vigésimo noveno partido de Liga con la UD logroñés. Casi 2.000 minutos. Cifras importantes para un ... jugador que debuta en Segunda División, que se ha formado en la cantera del club y que ha pasado por la amarga experiencia de una lesión grave de rodilla que le ha mantenido una temporada sin competir.
Publicidad
Bobadilla pasó una dura prueba ante el Fuenlabrada, una más. El fútbol le está exigiendo mucho en una campaña que para él debía ser de aprendizaje, de adaptación a la categoría. Hay una enorme distancia entre Segunda y Segunda B. Todo lo contrario. Su aprendizaje se ha convertido en un curso apresurado, de asumir responsabilidades que por edad y experiencia son para otros, con el brazalete de capitán en su brazo izquierdo.
Sergio Rodríguez sorprendió el miércoles al retirarle del juego para que Lander Olaetxea ocupase su plaza. La maniobra era desconcertante, porque, además, Enrique Clemente estaba en el banquillo. Bobadilla y su técnico se fundieron en un abrazo en ese cambio. Gestos poco habituales, aunque ambos caminan juntos desde que el central era juvenil. La pregunta se centraba en saber qué había originado esa alteración. «Pablo ha jugado con una fascia rota. Es tal la responsabilidad que tiene que ha jugado con la planta del pie rota. Ha aguantado hasta que ha aguantado, con pinchazos, vendajes...», desvelaba Sergio Rodríguez en la rueda de prensa posterior al partido.
Otro gesto extraordinario, porque el día a día de este club no desvela partes médicos. De alguna forma, el preparador reconocía el compromiso de su jugador, aunque hablar de la implicación de Bobadilla con el club huelga. El riojano es de esos jugadores que lloran de verdad, de tristeza o de alegría. Es transparente.
Publicidad
¿Qué es una fascia plantar rota? Básicamente, no poder apoyar el pie sin sentir dolor. Un dolor insoportable, así que no es difícil ponerse en la situación de alguien que, además, se apoya en tacos y que debe correr sobre césped, debe ser y saber que llega un momento en el que no puedes seguir. La explicación es más compleja de lo que resume la simple frase, pero se puede entender en la síntesis de esas palabras. Bobadilla supo dos días antes de su lesión. No había notado nada extraño en esa tela que da forma a la planta del pie. Sujeta la arquitectura del mismo. Para entendernos, y por explicarlo de manera muy básica, una especie de plantilla que impide que el pie se abra cuando se apoya.
El jugador no sabe cuándo se produjo la lesión. Un mal apoyo, un golpe, una inflamación pueden romper la fascia. Ahora bien, lo que tenía claro es que quería jugar ante el Fuenlabrada. Quería y sabía que debía jugar. Gorka se lesionó ante el Leganés y Enrique Clemente acababa de salir de un percance físico que le había impedido participar en los últimos encuentros. Solo quedaba Álex Pérez. No había más centrales. Pablo Bobadilla lo entendió. Como ha entendido su rol a lo largo de la campaña. Criticado o no, suma veintinueve partidos, apoyado desde el banquillo y con un enorme espíritu autodidacta cuando siempre es menos complicado evolucionar con la ayuda de quienes le rodean.
¡Oferta especial!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Premios a las mejores campañas publicitarias de España
El Diario Montañés
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.