Una sonrisa para afrontar un sueño

Sí lo hicieron Arnedo, que reaparecía, y el recién incorporado Andoni López. Dos buenas noticias de cara al soñado debut liguero del sábado en El Molinón. Y volvieron a acompañar las caras jóvenes, lideradas por Sergio y Lapeña, que dejaron gratos destellos. Todo positivo salvo no ver a Bobadilla en la convocatoria. Precacuión manda tras sus molestias en Mareo.

LA UD Logroñes mantiene esa cara reconocible, la del ascenso, y una idea que se repite. El catón de Sergio Rodríguez está claro. El equipo debe ser polivalente, alternando, si es necesario, la defensa de tres incrustando a Errasti, o dejándole sumarse a Olaetxea y Andy para tomar al asalto el círculo central. Pero las bandas, de Iñaki y Iago López, deben ser largas, larguísimas. Eso revitaliza a Ousama y Zelu, que se pueden incorporar por dentro o prolongar las jugadas. Y lo reconocible es también el librito de los entrenamientos, el de las jugadas ensayadas. Volvió a funcionar. En la primera oportunidad blanquirroja, en el minuto 14, Zelu botó el córner en corto desde la derecha del ataque riojano. Iñaki se abrió y colgó al segundo palo. El rematador, como en Mareo, Álex Pérez. Aunque en esta ocasión, con fortuna. La pizarra vale puntos y, por lo visto en pretemporada, la de la UDL está trabajadísima.

La ventaja en el marcador reflejaba el control de los de Sergio Rodríguez. Ousama ponía la chispa pero a falta de ese punto de equilibrio al llegar a la frontal. Disparó alto, en el minuto 18, cuando el choque había perdido el peligro en las áreas. Fue un mal saque de banda de Iago López el que permitió a Carles sumar el primer acercamiento peligroso del Mirandés, que se vio como un equipo con poca presencia ofensiva.

La seriedad y la fortaleza, al igual que contra Athletic y Sporting, continauban siendo los adjetivos para una UD Logroñes que repetía siete titulares respecto a Mareo. Vitoria, en la punta de ataque, recuperaba la titularidad para sufrir como Roni hace unos días la falta de balones. Pelea de espaldas pero poco lucimiento. La pudo tener casi en el descanso, cuando Ousama abrió en la izquierda para la incorporación de Iñaki, pero el incombustible calagurritano se pasó de fuerza y su envío se marchó fuera.

Así murió la primera mitad. Tocaba calentar para ir realizando cambios. Quería dar Sergio Rodríguez casi 70 minutos a muchos de los suyos y lo hizo. La grata sorpresa fue la presencia de Álvaro Arnedo en el calentamiento y también la del recién llegado Andoni López. Tendrían que esperar unos minutos.

Salió el Mirandés mucho más enchufado en el segundo período. Jirka desequilibró a la zaga local en un par de ocasiones que Mario Garía y la defensa blanquirroja desbarató. Se le estaba atragantando el partido a los de Sergio Rodríguez pero supieron mostrar su capacidad a la contra. Sacó un balón Errasti del área, Olaetxea esperó en la medular a la carrera de Zelu y éste prolongó al veloz Iago López. El gallego penetró en el área pero su disparo se fue alto. La ocasión desatascó a los riojanos.

Entraron Andoni López, una cara nueva (no estuvo en la convocatoria Santamaría, el otro recién llegado) y también Álvaro Arnedo para disputar los últimos 15 minutos. Una gran noticia para el riojano después de 893 días de calvario, primero por la rodilla y después, por el COVID-19. Pero está de vuelta y eso es lo importante. Los locales eran ya dueños del partido, con jugadores jóvenes que están dejando buenas sensaciones, como Sergio y Lapeña, que protagonizaron una gran ocasión sin rematador en el minuto 78. Volvía a aparecer una UDL dinámica y valiente, aunque sin premio. Cambió los centrales, ya en la recta final, el técnico riojano y también a Olaetxea. Solo quedó Miño para disputar todo el encuentro que murió plácidamente y que deja un grato sabor de boca. La sonrisa aparece en el rostro. Ahora toca el sueño. El sábado comienza lo bueno.