Triste despedida de la Copa

La primera parte, así, del Logroñés en Urritxe fue para enmarcar. De mala. Prácticamente nada se hizo bien en las filas blanquirrojas: sin centro del campo, sin un mal tiro a puerta, sin una jugada trenzada. Y, al final, sin solidez defensiva para evitar un gol regalado al Amorebieta al filo del descanso, un balón para que Mikel Álvaro rematara tras resbalones, caídas y malos despejes.

La UD se iba al descanso por debajo. Y lo peor: merecidamente. ¿Diferencia de categoría? La verdad, no se veía.

Tampoco en la segunda. Quiso un poco más la UD, pero tampoco podía. De hecho, si el Amorebieta hubiera jugado sin portero, hubiera encajado un gol en la segunda mitad. Que esos fueron los tiros a puerta del Logroñés. Y tampoco nada peligroso, en realidad.

Los minutos pasaban en el barrizal de Urritxe, y al Logroñés se le acababan las ganas. Entraron algunos titularísimos (Leo, Bogusz) pero tampoco cambió mucho la cosa. Sólo hubo picante ya cerca del 90, cuando al portero local Saizar le dio una ventolera y salió a cazar a Ander Vitoria fuera del área. Roja directa.

Tuvo ahí la UDL dos buenísimas faltas a un palmo del área. Bogusz quiso colocarlas las dos desde tan cerca, y las dos se le fueron altas.

Y eso fue todo el peligro del Logroñés ante un rival en teoría inferior.

Seguro que hay quien dice que mejor, que la Copa es una cosa que ni nos va, ni nos viene. Pero la verdad: perder jugando así de mal nunca viene bien. Si esto es una cosa de sensaciones, la que deja la UDL es mala, mala.