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El 2 de enero, la UD Logroñés ganaba al Mirandés, en el que ha sido su único triunfo en este año 2021 hasta la fecha. Vencía y marcada dos goles en Las Gaunas. Paulino y Ander Vitoria fueron los autores de los mismos. 27 de marzo. Andy Rodríguez anota para la UD Logroñés. Lo hace desde el punto de penalti, pero el gol vale lo mismo. Han pasado 84 días entre ambos momento. Casi tres meses para hacer diana en casa.
La UD Logroñés empató ante el Zaragoza, partido que le sirvió, al menos, para recuperar virtudes que tenía olvidadas, aunque no pudo anular todo los vicios adquiridos en forma de errores y que tienen su origen, al menos uno de ellos, en una mala configuración de la plantilla y en las muchas lesiones que impiden a Sergio Rodríguez contar con un mayor número de futbolistas entre los que elegir.
En estos 84 días, cuatro equipo han pasado por Las Gaunas: Oviedo, Sporting, Mallorca y Málaga. Contra el primero se sumó un punto, pero contra los otros tres se perdió y se encajaron seis goles. De hecho, los riojanos son uno de los cuatro peores conjuntos de la categoría en su papel de equipo local. Han sumado 18 puntos por los 17 de Albacete, 16 de Fuenlabrada y 13 del Sabadell.
¿Virtudes? El sábado se pudo apreciar un equipo que sí puede competir en esta categoría. Con sus limitaciones, pero que tiene capacidad para ello si la actitud es, como mínimo, como la mostrada. El equipo volvió además a la zaga de cuatro hombres, pero con la variante que ya puso en marcha Rodríguez en el regreso de Iñaki Sáenz al once inicial: en el centro el campo. Después del experimento negativo en Barcelona, con zaga de cinco, Iago López volvió a jugar en el carril izquierdo, por detrás de su capitán. La ausencia de un lateral zurdo que dé garantías a la incorporación de Iñaki a la medular ha traído consigo esta decisión. Y por lo visto, Andoni López no tiene la confianza del preparador, a pesar de ser lateral izquierdo y de que la entidad le firmó dos temporadas el pasado verano.
A la modificación del dibujo hay que sumar, también, la recuperación de la presión alta, que le permitió a los riojanos defender más lejos de su portería, primero, e incomodar notablemente la salida de balón del Zaragoza. Presión alta a la que hay que sumar el trabajo de recuperación rápida tras pérdida de balón. Precisamente de un robo de Lander Olaetxea en la línea de tres cuartos nació la jugada riojana que concluyó en la pena máxima de Jair sobre Nano Mesa después de que Paulino rematase fuera un magnífico servicio de Iñaki desde el balcón del área. Hacía mucho tiempo que no se veía una acción de ese tipo.
Fue, además, la UD Logroñés un equipo más valiente y más ambicioso, aunque no generase muchas ocasiones de gol. Ese es uno de los males que sigue persiguiendo a este equipo. Así, y a la acción del gol, le dio continuidad una jugad personal de Paulino dentro del área maña que concluyó con falta de Iñaki. Y ya en la segunda mitad solo se anotaron un tímido remate de espuela de Mesa después de que disparase muy forzado Paulino y un disparo de este último en el minuto 73 que se topó con el poste izquierdo de Álvarez.
Ahora bien, el gol no es el mayor problema de la UD Logroñés. Es uno de ellos y de enorme importancia, pero su verdadero lastre reside en área propia. Mientras presionó y dificultó la salida del Zaragoza, la zaga no pasó apuros. De hecho, Álex Pérez y Bobadilla se mostraron más centrados y, en el caso del primero, mucho más participativo en el juego aéreo, atacando el esférico. Pero en el momento en el que el Zaragoza se liberó del cerco riojano, sus centrocampistas tuvieron más tiempo para pensar y jugadores como Bermejo y Narváez más espacios, los blanquirrojos comenzaron a sufrir. Se vieron más cerca de su portería, hundieron la linea defensiva y el gol acabó llegando. El colombiano Narváez ya había avisado en al primer periodo con dos remates de cabeza, muy desviados. En el primero de ellos ganó la espalda a Unai Media al borde del área pequeña.
Y esa misma imagen se repitió en el gol maño. Zapater ganó la partida primero a Iago y después de Olaetxea para centrar desde la línea de fondo. La distancia que existía entre Medina y Narváez fue suficiente para que este último marcase de volea. Esos metros resultaron decisivos ya que el lateral no llegó a obstaculizar el disparo por apenas unos centímetros. Los suficientes para anotar el gol. Y todo ello con dos hombres marcando a Alegría en el primer palo, Bobadilla y Álex Pérez.
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