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Rhyner se eleva por encima de Olaetxea en presencia de Vitoria. ANTONIO GIL

El camaleón se viste de blanco y rojo

La UD Logroñés explota en Cartagena las virtudes que le hacen ser un equipo imprevisible. Movió a dieciséis jugadores en tres dibujos, según la exigencia que pedía el partido

Lunes, 9 de noviembre 2020, 15:52

Dentro de un partido hay muchos partidos. Frase que se escucha en repetidas ocasiones a muchos técnicos para explicar el desarrollo de un encuentro o cómo ha cambiado en un momento dado. Una, dos o más veces. Sergio Rodríguez también ha aludido a estas mismas palabras en más de una ocasión y las ha reforzado con sus movimientos sobre el banquillo. Cartagena ha sido el último ejemplo de un técnico que acaba de llegar al fútbol profesional, pero que no está pasando inadvertido. Tres cambios de sistema y de jugadores para labrar una victoria en un encuentro que, como él dice, dura noventa minutos y lo juegan más futbolistas que los once que delimita la alineación inicial.

Una de las virtudes que más le gusta a Sergio Rodríguez en un equipo, a tenor de sus palabras, es la versatilidad. Podría unirse a esos tres pilares que mencionó el sábado: humildad, trabajo y compromiso. En el estadio Cartagonova hizo gala de su rapidez de mente y respondió a los diferentes escenarios a los que se enfrentaba en cada minuto.

Rodríguez planteó un partido de contención, de seguridad defensiva y de saber esperar consciente de que el Cartagena es un conjunto que cierra victorias antes del descanso. Era una situación similar a cuando viajó en octubre a Fuenlabrada, con el conjunto madrileño instalado en una buena dinámica. Solo había perdió el Cartagena en casa ante el Sporting (0-1) en su primera comparecencia, pero tres partidos y empatado ante el Fuenlabrada, precisamente. Diez sobre doce puntos. «Valoramos», apuntó Rodríguez cuando se le planteo la posibilidad de iniciar el partido con tres centrales. Y lo hizo. Álex Pérez, al que luego suplió Gorka, Pablo Bobadilla y Clemente. Laterales avanzados, sobre todo Iñaki.

La UDL se movió desde la cautela inicial a controlar el partido y pasar por una crisis para recuperarse y apostar por la victoria

La UD Logroñés se hizo poco a poco con la posesión del esférico. Logró desactivar a la medular del conjunto rival y ahogó a su trío mágico al dejarle sin espacios, a ese que suma diez de los catorce goles marcados y ha participado en todos ellos. Elady se movía, pero a Rubén Castro no le llegaban balones y Álex Gallar no cogía el ritmo deseado. Aguantó así la UD Logroñés la primera mitad, a pesar de le lesión de Álex Pérez, aunque es verdad que el VAR le salvo del gol de Elady tras un desajuste de Pérez y Bobadilla. El balón había salido por línea de fondo antes de que Simón centrara.

Se alcanzaba el descanso sin goles en el marcador y, posiblemente, con los jugadores del Cartagena preguntándose por qué. ««Primero protegernos atrás. Buscábamos que pasara el tiempo, hacerles correr o que saltaran, que no se sintieran cómodos, sobre todo mentalmente porque entendíamos que así el partido podía decantarse a nuestro favor», desveló el preparador en la rueda de prensa posterior.

La polivalencia de muchos jugadores permite al técnico variar sobre la marcha sin tener que cambiar a sus futbolistas

Defensa de cuatro

El minuto 62 supone el primer punto de inflexión. La UD Logroñés sufre, ha retrocedido posiciones. El Cartagena se siente más cómodo y Carrasquilla manda en la medular. Provoca varios saques de esquina, Gallar prueba fortuna a balón parado y se encuentra con Santamaría, primero, y poco después estrella el cuero en el poste derecho. El centro del campo esta amortizado. Bobadilla y Bogusz salen del césped y entran Zelu y Paulino. Adiós a los tres centrales y recuperación del clásico 4-4-2 con Olaetxea más encajado en el círculo central, los recién incorporados ocupando sendas bandas y Leo Ruiz y Roni dando sus últimas bocanadas de aliento. La UD Logroñés discute de nuevo el balón al once local, adelanta posiciones y se oxigena. Paulino y Zelu acumulan más segundos de posesión y además merodean el área de Marc Martínez. Ambos gozan, incluso, de la oportunidad de marcar.

Segundo punto de inflexión. Ganar el partido. Sin cambiar la zona de contención, pero refrescando un ataque agotado. Vitoria y Errasti se suman al partido en el minuto 77. Se van Leo Ruiz y Roni. Aparece el tercer dibujo. Se mantiene la línea de cuatro en defensa, Errasti se incrusta por delante de ella, con Andy y Olaetxea más abiertos a izquierda y derecha; Paulino y Zelu por las bandas y Vitoria como único atacante. Borja Jiménez no mueve el banquillo.

La UDL necesita un golpe de gracia y éste llega con la aparición de Iñaki por el carril izquierdo. Recibe el balón en una zona libre de tráfico, levanta la cabeza a la vez que Vitoria corta en diagonal, aún fuera del área. El vasco parece pedir el cuero al pie, pero el riojano lo acaricia en busca de la testa de Vitoria. Lo hace todo bien el delantero. El movimiento, ganar la posición a Rhyner y buscar con su cuello un gol imposible. Balón a las redes y victoria en tres tiempos, en tres escenarios diferentes, son tres sistemas, con dieciséis jugadores.

Más allá del escaparate de esos noventa minutos, un intenso trabajo en silencio y sin cámaras. «No vamos a cambiar nuestra forma de trabajar», asevera Sergio Rodríguez. Ni ganando, ni sin ganar.

Cuatro puntos de renta sobre las plazas de descenso

La UD Logroñés concluye la undécima jornada, décimo partido para ella, con cuatro puntos de renta (14 frente a 10) sobre las plazas de descenso que marca el Albacete y en el que se incluyen, además, Castellón, Sabadell y Alcorcón. El conjunto riojano, que el próximo fin de semana recibe en Las Gaunas al Sabadell, es decimotercero en la tabla, aunque hoy puede verse superado por Girona o Las Palmas.

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