Secciones
Servicios
Destacamos
Comparar a la UD Logroñés con el Mallorca es como hacerlo entre un Elche y un Real Madrid. Por presupuesto, por calidad de jugadores, por poso en la categoría. Son realidades totalmente distintas sobre un mismo escenario. Los baleares son primeras vedettes, acostumbradas a ... bailar en teatros de primera e incluso a hacer 'tournés' por Europa de vez en cuando, aquellas ocasiones en que consiguen cuadrar una temporada de grandes funciones en el circuito patrio.
A veces, la obra no sale como querían, les bajan el telón de los principales recintos y se ven obligadas a volver a demostrar sobre tablas de menor postín que siguen mereciendo estar entre las mejores, en las carteleras más destacadas. Se tienen que apretar el cinturón, ya no duermen en hoteles de cinco estrellas pero, cuando se ponen frente al público (ese que tanto se echa de menos ahora), sacan las mejores plumas, la bisutería más brillante, los atrezos más espectaculares. Porque tienen y porque pueden. Todo, con el objetivo de impresionar y volver a encontrar el circuito adecuado que les lleve de nuevo a las primeras páginas de los periódicos del ramo, a lucir entre las más grandes.
La UD Logroñés es esa meritoria que soñaba con ser artista, que colgaba en su cuarto los carteles de estrellas con las que ahora se cruza sobre el césped y que ha ido subiendo desde las difíciles y complicadas plazas de tercera, tragando mucho barro. Frente al Mallorca, vive de la ilusión de afianzarse en esta segunda escala y seguir soñando con la obra perfecta. De momento, navega entre la incertidumbre de bolos brillantes mezclados con actuaciones de escaso fuste.
Ayer, al aprendiz le tocó lidiar con la figura resabiada. Difícil papel para el primero, que tenía complicado ponerle la zancadilla a la 'prima donna' mientras subía al escenario para dejarle fuera de escena sin que nadie le viera las intenciones.
A la UD Logroñés le está costando cada vez más representar el guion y empieza a temer que se le baje el telón antes de tiempo. Se le está haciendo larga la temporada.
Por mucho que en días como este sábado pusiera ilusión, esfuerzo, intensidad y ganas de agradar, al equipo logroñés no le da para sumar los puntos que precisa cada vez con más necesidad.
Mientras, el Mallorca tiene ese callo que da la experiencia y que le permite sacar adelante la función en los días malos. Esa dureza que, ante una buena puesta en escena de los blanquirrojos, le vale con un buen arranque, con aprovechar un tropezón del contrario, para hilar una jugada que acaba con el balón en la red rival. Esas son las cosas que marcan la diferencia. Antes, más allá del gol anulado, a Roni le faltó esa calma que da la calidad y la falta de problemas para resolver en una acción personal o acertar con el taconazo que hubiera dejado a Andy en posición franca para marcar. Por eso cada uno está donde está.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.