La moda española rompe barreras con el primer desfile de lencería transexual

Silvia Matos, diseñadora y CEO de TransLingerie, proyectó una colección con abundancia de tules y gasas. Todo el universo de Versalles reinterpretado con motivos punk. TransLingerie se define como una empresa joven con unos sólidos principios: «proximidad a la clientela, confidencialidad, estilo, seguridad, elegancia, comodidad y calidad». Fundada en 2013, comercializa sus productos en Europa –Francia, Holanda y Reino Unido, especialmente–, Estados Unidos y Canadá, entre otros países, además, obviamente, del mercado nacional. «Queremos que cualquier persona identificada con el colectivo trans pueda hacer su vida más simple. Estamos ante un gran surtido de artículos que nada tienen que envidiar a una prenda íntima femenina estandarizada».

Silvia Matos terminó en 2009 sus estudios en la Escuela de Enseñanza Artística de Madrid y posteriormente realizó dos másteres de personal shopper y coolhunter en el prestigioso IED de Madrid. Lo hizo en parte por «la dificultad» de encontrar prendas «cómodas y seguras que se adaptaran a su cuerpo». En el desfile desplegó un amplio abanico de lencería «básica para el día a día» combinada con prendas «más vistosas para ocasiones especiales».

A diferencia de muchas grandes etiquetas que trasladan su producción a Asia para «abaratar costes», TransLingerie presume de «solidarizarse» con el pequeño empresario y sabe que, aunque la materia prima «es más costosa», opta por telas «españolas de calidad». Por ello no es difícil encontrarse a Silvia en las tiendas que rodean la Plaza Mayor de Madrid o la calle Atocha en busca de tejidos «y hablando de tú a tú» con los productores locales. El sello que da vida a la firma es que todas las pìezas, tanto femeninas como masculinas, están hechas «a mano y a medida. Usar prendas con costuras que queden grandes o que se ajusten donde no deben no hace más que contribuir al malestar corporal», remata.