«Diseño para el cuerpo de cada mujer, sin patrones»

De vuelta en la capital riojana, cuando Lucía tenía 22 años, su madre, María, y ella comenzaron a trabajar juntas, se instalaron en la calle Vara de Rey en 1974 y se convirtieron en las pioneras de acercar la alta costura a La Rioja. La apertura del taller fue un «gran acontecimiento para la comunidad, comenzaron a llegar mujeres que querían vestirse en Logroño desde Zaragoza, Navarra o el País Vasco», relata.

Joven y muy preparada, la firma Lucía Pascual se convirtió en un referente de la moda española gracias a su exquisito gusto y su inigualable estilo. Al contrario que otros diseñadores, Lucía crea «para el cuerpo de cada mujer, sin patrones, según la personalidad de cada una y la tela que más le favorezca», explica.

Desde entonces y hasta ahora, la modista ha diseñado trajes de novia, de fiesta, para bailes, puestas de largo o Navidad para un incontable número de clientas que «siempre vuelven», asevera. Al crear patrones sobre el cuerpo de cada mujer, «llevan piezas únicas expresamente diseñadas para ellas y, lo más importante, que les aporta mucha seguridad en sí mismas», describe entusiasmada la riojana.

La clave para mantener su negocio vivo durante tantos años es «un trato muy especial con las clientas, la confianza mutua con ellas y, sobre todo, mucha honestidad», relata. Aunque reconoce «ser humilde», e incluso califica como «vulgar» el alardear, la diseñadora admite que la alta costura es una profesión que «requiere mucho tiempo, esfuerzo, sacrificio y dedicación».

Si bien «ya no hay alta costura como la de antes», Lucía es ahora la «voz de la experiencia» de su hija, Carlota Pérez, la tercera generación que ya ha tomado el timón de un negocio que ha «vivido desde siempre», remata.