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El vuelo Madrid-Logroño del lunes debía salir de Barajas a las 21.00 horas. Cuando se acercaba la hora, las pantallas avisaron de un ligero retraso y de una salida a las 21.30 horas. A las 22.05 horas, cuando ya tenía que ... estar encarando el aeródromo de Agoncillo, en la pantalla de Barajas los viajeros leyeron un claro «embarcando». Aunque difícilmente podían hacerlo, puesto que allí no había ningún avión al que montarse. Fue a las 22.15 horas cuando una azafata, que poco antes les había informado de que habría un retraso, les comunicó que estaba suspendido.
Mientras, en Agoncillo, cuatro personas esperaban información en las pantallas, que seguía informando de que el vuelo aterrizaría a las 21.55 horas. «Ninguno de los tres trabajadores que en esos momentos estaban nos dio ninguna información», asegura uno de los familiares que esperaba el vuelo. Fue por comunicación telefónica como se enteraron de la suspensión y decidieron marcharse.
La odisea seguía para la veintena de pasajeros que confiaba en llegar a Agoncillo por aire. Después de acudir al mostrador de reclamaciones, donde les ofrecieron un vale para cenar, les explicaron que el viaje finalmente sería en autobús. El vehículo salió a las 23.45 horas y llegó a Logroño a las 4.30 horas de la madrugada, es decir, siete horas después del despegue que nunca se produjo.
Pero la paciencia de los viajeros iba a sufrir aún un nuevo golpe. La orden era llevarles en el bus hasta Agoncillo y allí fueron. Pero en la verja, cerrada, les dijeron que no podían entrar a coger sus vehículos que algunos de los viajeros de fuera de Logroño habían estacionado en el recinto. Y allí se quedaron algunos, esperando al amanecer o a un taxi para conducirlos a sus casas.
«El conductor, no sé si por pena, nos llevó hasta la estación de Logroño y allí nos bajamos a las 4.30 horas», explica uno de los afectados, que se lamenta de no haber recibido nada de información. Especularon con el viento («pero el vuelo de Pamplona salió quince minutos antes que el nuestro», recuerda) y con otros motivos, pero todavía no saben a ciencia cierta qué ocurrió. Pero de nuevo, y ya son muchas veces, la conexión aérea entre la capital y Logroño deja damnificados.
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