Desaparecido en Logroño

Infatigables voluntarios en la búsqueda de Javier Márquez

El caso de Javier Albo es especialmente significativo porque la desaparición del joven calceatense coincidió con el final de su etapa de 25 años como corresponsal de Diario LA RIOJA en Santo Domingo de la Calzada. Él si conoce a la familia Márquez Villaverde. «Los primeros días estaba a la expectativa, con la convicción de que iba a aparecer, pero no fue el caso y empecé a venir el lunes. Mi cese en el trabajo me permite tener tiempo y, ahora mismo, Javier y su familia son mi absoluta prioridad. Hay un chaval desaparecido y hay que encontrarlo, y sobre todo arropar a la familia. Es lo que a todos nos gustaría que hicieran si estuviéramos en su lugar», explica Albo.

Con un grupo de calceatenses recorre el Ebro a su paso por Logroño, hasta Varea y Recajo. Acostumbrado a andar y a la montaña, como miembro del club Sampol, que también ha acudido en varias jornadas, Albo camina kilómetros a diario buscando a Javier Márquez. «Es una labor ingrata porque hay agua, ramas, fango... pero eso es lo de menos. Ojalá la vida dé una pirueta y Javier aparezca por algún lado sano y salvo», desea Albo. Pero pasan los días, el tramo del Ebro a su paso por Logroño se recorre una y otra vez por los voluntarios, y no aparece nada, ni una pista.

En paralelo, la Policía Nacional y la Guardia Civil, así como bomberos de forma voluntaria, se han adentrado en el río desde Logroño hasta Alcanadre. Parece la tarea de Sísifo, castigado por Tánatos a empujar una gran piedra hasta lo alto de una ladera empinada hasta que, casi a punto de alcanzar la cima, la roca rodaba hasta abajo y debía comenzar el trabajo de nuevo, así día tras día. Castigo divino.

«Aunque pasen los días y la gente pueda tener la sensación de que no hace nada porque no se obtienen resultados, el hecho de juntarnos y salir a buscar cada día hace que la búsqueda siga activa y que Policía Nacional y Guardia Civil continúen buscando. Eso es muy importante para la familia, que vean que no paramos de buscar a su hijo», añade Albo.

José Ramón Cañas también viene a diario desde Santo Domingo para buscar a Javier, entre otros motivos, porque conoce a sus abuelos. «Tengo tiempo, es una labor de ciudadano y me apetece mucho ayudar a la familia porque creo que merecen este apoyo», expone José Ramón. «Me llevo bien con los abuelos y los padres de Javier, de siempre, también con sus tíos. Santo Domingo es un pueblo pequeño, nos conocemos todos», advierte.

«Mientras pueda, voy a seguir. No sé si haremos gran cosa pero buscamos y apoyamos a la familia», declara José Ramón. A diario busca con Javier Albo desde Logroño hasta Agoncillo. «Hoy vamos a ir a un tramo que todavía no hemos pateado, aunque supongo que otros lo habrán hecho ya, pero bueno, nosotros vamos a ir», anunciaba ayer. Al día pueden caminar más de 10 kilómetros, siempre con esperanza, aunque después se vaya perdiendo. «Siempre empezamos con ánimo, aunque al final venimos desmoralizados. Yo, por lo menos, porque esperamos resultados y no los conseguimos, pero espero que esto termine pronto por el bien de la familia», desea.