No sé lo que vinieron a decir el comisario Hogan y el ministro Planas en su visita de ayer a La Rioja por invitación del presidente Ceniceros, porque no formé parte de la comitiva y por ello lo que sigue es exclusivamente fruto de mi imaginación y habrán de tenerlo en cuenta si siguen leyendo.
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No dudo que tanto el comisario como el ministro habrán agradecido la invitación loando las bellezas de esta tierra nuestra y su paisaje serrano y vitícola (porque en el valle poco más queda); los bonitos pueblos remozados con las ayudas de los varios programas Leader (el vídeo que ha preparado el CEIP sí lo he visto) y esas exquisitas viandas nuestras como los champiñones de La Rioja Oriental, los caparrones de Anguiano, el queso de Cameros (que mayoritariamente se hace en Haro) y, por supuesto, el vino. Terminadas las loas de cortesía habrán entrado en materia, supongo.
La política agraria común, PAC, se va a reformar en breve y se va a mantener su dotación presupuestaria en las próximas perspectivas financieras de la Unión. La reforma será radical, se deja de percibir ayuda por no hacer nada: se eliminan los derechos y «mochilas» históricas, se eliminan los pagos por superficie o por cabeza de ganado y nos olvidamos de la regionalización.
Las ayudas dejarán de basarse en derechos adquiridos y se darán para corregir las desigualdades de renta entre el sector agrario y el resto de actividades económicas primero y entre agricultores después; por ello tendrán un techo en su cuantía en función de la renta de los perceptores y siempre estarán vinculadas a inversiones que mejoren la estructura de producción, generen empleo agrario, sostengan la actividad en el medio rural y contribuyan a mejorar la alimentación y paliar el hambre en el mundo produciendo alimentos suficientes, sanos, sabrosos, nutritivos y, a ser posible, baratos. Quiero pensar que han dicho.
El segundo pilar de la PAC, desarrollo rural, también será reformado y se coordinaran todas las estrategias para el mundo rural a nivel nacional (educación, sanidad, agricultura, industria, servicios...) para animar el mantenimiento de la población y las ayudas se distribuirán de acuerdo a criterios técnicos y objetivos independientemente del aire que sople en el momento de la solicitud de la ayuda en ese trozo del mundo rural que la tramita. Y como guinda toda la burocracia se simplifica (esto lo dice siempre el comisario de turno en cada reforma que anuncia). Amén. No sé si con el vino de antes de comer o a los postres, pero seguro, segurísimo, que del viñedo, de las plantaciones..., han hablado largo rato. Como durante todo el fin de semana nuestra eurodiputada ha anunciado que hasta el 2050 tranquilos en el tema de plantaciones, supongo que al comisario no le ha quedado otra que enmendarle la plana porque lo acordado por el colegio de comisarios el año 2014 no ha cambiado y, si se ha liberalizado el azúcar y la leche, ¿por qué el vino va a ser diferente? Y ya estamos otra vez con la burra a brincos: la señora eurodiputada nos dice una cosa (el Parlamento); el señor comisario la contraria (la Comisión) y el ministro que coincide con la eurodiputada pero... (el Consejo). El Parlamento, la Comisión y el Consejo tienen que ponerse de acuerdo para resolver esta cuestión que hoy sigue sin resolver. Por favor, cuando se aclaren, vengan y nos lo cuentan, que ya les invitaremos, por supuesto, a comer y a lo que haga falta. Y si la reforma de la PAC va tal y como aquí la imagino, la farra corre de mi cuenta.
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