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El sindicato ANPE de La Rioja destacó ayer el «alarmante aumento» de casos de acoso hacia los docentes en la comunidad, donde su servicio del Defensor del Profesor atendió el pasado curso 24 casos, lo que supone un aumento de más del doble respecto al anterior.
Entre los orígenes de los conflictos, el responsable del servicio, Andrés Toledo, detalló que se centran sobre todo en situaciones originadas por el alumnado. Constituyeron el 38 % de las consultas realizadas, entre ellas faltas de respeto, amenazas, agresiones verbales al profesorado, las agresiones entre el propio alumnado y los problemas para dar clase. Aunque en menor medida, también aparecen los daños a la propiedad del profesorado y las situaciones de acoso hacia los docentes. No se detectaron casos de ciberacoso ni de falsas acusaciones.
En cuanto a los conflictos originados por familias, significaron un 29 % de los casos detectados, siendo las más frecuentes las faltas de respeto, las falsas acusaciones y el acoso hacia los docentes, y en menor medida la presión por las calificaciones, las denuncias al centro o a inspección educativa y el ciberacoso. Según explicó, no hay constancia de agresiones físicas hacia docentes. «No hay que olvidar que nuestros datos son la punta de iceberg, luego habrá otros que no se comunican, bien porque en estas situaciones los profesores se ven acorralados y no quieren contar lo que les ocurre», señaló al tiempo que animó a perder este miedo, «por una cuestión psicológica, cuando lo haces te fortaleces y te empoderas», señaló.
Los conflictos originados en el ámbito laboral representaron un 33 % de los casos, entre ellos los más frecuentes fueron problemas con la administración, no aplicar el reglamento de régimen interior y la normativa, o los conflictos surgidos entre los propios compañeros docentes.
El responsable señaló la importancia de destacar que todos estos casos suponen situaciones de gran tensión para el profesorado, «teniendo importantes repercusiones no solo en el desempeño de su labor sino en su salud física y psicológica». También incidió sobre los efectos que la pandemia está teniendo sobre la convivencia entre los distintos miembros de la comunidad educativa. «En todos los casos del año pasado los docentes sufrieron un acusado grado de ansiedad, llegando a cursar baja laboral en un 8% de los casos». Además, en los últimos tres cursos académicos se observó «un valle de incidencia en Educación Primaria y Secundaria que, en este curso, ha vuelto a repuntar».
También puso de relieve «el exponencial aumento» del uso de tecnología en la labor educativa de los docentes. La tecnología, indicó, es positiva porque ayuda a disminuir la brecha digital y hace que la educación llegue a los hogares, «pero es un foco de estrés y ansiedad por parte de los docentes porque exige mucha dedicación de tiempo».
«A la labor ordinaria se añade esta doble tarea de seguimiento de uso de tecnologías y las redes sociales y los entornos virtuales ofrecen un marco de impersonalidad y distancia que, en determinados casos, facilita la producción de amenazas, insultos y acoso», señaló el responsable en La Rioja de este servicio para la defensa del profesor que, como recordó Andrés Toledo Cotillas, «pretende prestar asesoramiento así como apoyo psicológico, laboral y profesional a aquellos docentes que están sufriendo alguna situación de conflicto o acoso por parte de la familia, alumnado o entre los propios compañeros docentes».
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