La viña y el vino, con etiqueta de mujer

María Larrea e Irene Bonilla lideran, respectivamente, los equipos de enología y viticultura, donde tienen a su cargo a un buen número de mujeres. «Hace quince años, cuando empecé, apenas había chicas –en los trabajos de campo– pero ahora cada vez va siendo más habitual», asegura Bonilla. En bodega sí ha sido siempre más habitual y, de hecho, en Rioja los nombres de Elena Adell (Pernod Ricard Winemakers Spain-Campo Viejo), María Vargas (Marques de Murrieta) o María José López de Heredia (Viña Tondonia) son todo un referente, como también lo puede ser Larrea.

«Somos muy meticulosas, creo que también más detallistas», dos cualidades que según Bonilla son muy apreciadas a la hora de trabajar la viña y elaborar los vinos «de nuestra casa». Esta ingeniera agrícola y enóloga destaca que «en la espergura y la poda, incluso también en las labores de vendimia, hay que mantener un alto nivel de concentración y las mujeres de nuestro equipo lo tienen».

El hecho de que predominen los rostros femeninos «no ha sido buscado, sino que estamos hablando de la valía profesional de quienes estamos en CVNE y de nuestro grado de compromiso». En este sentido, Irene Bonilla cuenta también con orgullo que en Rías Baixas –otra denominación en la que esta presente la centenaria firma riojana, así como en Ribera del Duero y Cava– «tenemos dos tractoristas de un nivel muy elevado».

En su día a día «es muy importante saber trabajar en equipo, hay que tener una relación permanente» y por ello cree que «hay que desterrar» la teoría de que entre las mujeres puedan saltar más roces. La jefa de campo en la Compañía Vinícola del Norte de España está «orgullosa» de que la incorporación femenina al mercado laboral «crezca» y de que «poco a poco se vayan rompiendo techos de cristal. Estamos igual de preparadas que los hombres».